INCOMPETENCIA IRREMEDIABLE
"Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio", cantaba Joan Manuel Serrat en Sinceramente tuyo. Y la Educación, así con mayúsculas, no tiene remedio en este país. A corto y medio plazo no hay ninguna esperanza. Ni siquiera esperamos que un milagro acabe con tanto desatino, con tanto mediocre y tanto sinvergüenza de los que abundan en los mentideros del compadreo político educativo. El arco político español, desde la izquierda más extrema a la derecha más ultra, desde el gobierno central al autonómico, está bien podrido en materia educativa. Y no nos puede extrañar a estas alturas del partido.
Nuestros representantes políticos son prototipos de una ciudadanía que deja mucho que desear. Los políticos se cuecen en la misma olla que sus votantes y no existe, aún, una ciudadanía española y andaluza que haya alcanzado una mayoría de edad suficiente como para saber qué quiere, cuáles son sus prioridades, qué comportamientos alienta y cuáles desprecia y castiga. Por el contrario, la tendencia es a hacerla aún más infantiloide, más heterónoma, más ignorante y menos crítica. Cuanto menos piense mejor. Cuanto menos sepa mejor también. Por ese camino tampoco hay esperanza a corto y medio plazo. Así que seguiremos votando a políticos incompetentes, sinvergüenzas y mangantes durante décadas.
Finalmente, el profesorado es producto a la vez de la ciudadanía a la que pertenece y de la formación que ha recibido. Si una y otra son mediocres, lo que tenemos es un profesorado mayoritamente mal formado, alienado, desprofesionalizado, desprestigiado y desmoralizado, sin visos de mejorar su situación. Los sectores más progresistas, más inquietos, más críticos, más innovadores, fueron claudicando y abandonando a partir de mediados de los años 90. La LOGSE se los cargó a conciencia. Salvo honrosas excepciones hoy sólo queda un gran campo abonado para la ignorancia, la desresponsabilización, el aterrizaje de sectas educativas, la manipulación ideológica, el desánimo y la burocracia. Mientras no se aborde una reforma seria y en profundidad de la formación inicial del profesorado a la altura del s. XXI, y no se fortalezca profesionalmente su labor y lugar en la sociedad no habrá esperanza tampoco.
Así que, ahí queó. Prácticamente, ya lo hemos dicho todo y sólo queda repetirnos como el día de la marmota bloguera. El que quiera entender que lea. Así que, después de 360 entradas, decimos adiós, y el blog de Incompetencias Básicas habrá finalizado su misión. Quedará tan sólo como testigo de una época, de una determinada visión educativa. Gracias a todos los que nos habéis acompañado en algún momento de vuestra vida, estuviérais de acuerdo o no con lo que decíamos. Gracias a las casi 76.000 visitas que hemos tenido durante todos estos años. Pero, como decía la canción, todo tiene su fin.
Nos vamos con una sonrisa, a pesar de todo, porque ¡no vean lo que les queda a los que vengan detrás! ¡Ríanse de los efectos del cambio climático! En los próximos años se promulgarán ocho leyes educativas más, se cambiará veinte veces la forma de hacer las programaciones de aula, aparecerán y desaparecerán los exámenes de septiembre como por arte de magia, se verán diez nuevas denominaciones para la hora de educación cívica, los centros serán bilingües, trilingües y multilingües, aunque pocos alumnos hablarán bien su lengua materna ni tendrán nada interesante que decir, se introducirán y se quitarán los ordenadores -para ganancia de pescadores-, la selectividad se cambiará ocho veces más, César Coll o sus herederos se desdecirán una vez más y alumbrarán otra secta educativa, en fin, qué les vamos a contar a Vds. que no sepan ya.
Por eso, y parafraseando al gran don Manuel Ruiz de Lopera, expresidente del Betis, sólo nos queda decirles: "¡Venga, ustedes, que ya estoy yo en mi casa!
Aquí les dejamos con el grupo andaluz Medina Azahara y su versión de Todo tiene su fin. Nacimos en un martes de Carnaval de 2011 con una chirigota en homenaje al gran Valle-Inclán y al esperpento español. Y hoy nos despedimos a inicios de la Cuaresma de 2023 con una canción nostálgica. Es lo que hay. Ajo y agua.