viernes, 31 de diciembre de 2021

¡Feliz 2022! El que no se contenta es porque no quiere

 

                   INCOMPETENCIA GENERAL                  

Lo sentimos. No encontramos ni un sólo indicio de que la incompetencia en materia educativa vaya a disminuir el año que viene. 2022 no anuncia nada nuevo. Nuestros políticos son los mismos e igual de inútiles. La Educación sigue sin ser un asunto de Estado. A nadie parece preocuparle. ¿Estaremos equivocados y, realmente, da igual lo que se haga con el sistema educativo? ¿Podemos deteriorarlo aún más y nadie levantará su mano ni introducirá su voto para que podamos parar este desastre? Seguramente.

Pero, ¿quá más da? No estamos aquí sino como testigos incómodos de una realidad que nos importa, da igual el efecto inmediato o mediato que tenga. Probablemente, tal y como está la cosa, no veremos resultados positivos a corto plazo, ni siquiera "brotes verdes". Incluso la próxima generación de españolitos tampoco lo vea. Pero es que no sabemos hacer otra cosa que seguir insistiendo, por pocos que seamos, en que la Educación es crucial para la vida, la cultura y el progreso de una sociedad. Ilusos. Quizás, como decía el emperador Adriano en sus memorias, tener razón demasiado pronto es igual que equivocarse

Aún así, creemos que es posible. Creemos que algún día, sí, algún día, los políticos incompetentes serán sustituidos por personas honestas y capaces de revertir tanto daño hecho sobre nuestros jóvenes, sobre generaciones enteras. Si es que antes no nos vamos todos al carajo por una guerra, un bicho asesino o cualquier otra calamidad desconocida aún. Pero, en fin, no nos pongamos pesimistas. Esperemos lo mejor y preparémonos para lo peor. Un buen consejo vital. 

Así que, les seguiremos atendiendo el año que viene. Mientras, sean felices y disfruten todo lo que puedan; y demos todo el porculo posible a los ineptos que nos (des)gobiernan. Eso sí, sin perder el humor y la sonrisa. Aunque a algunos el humor no les haga ni puñetera gracia. Hasta el año que viene

                          

                          

lunes, 20 de diciembre de 2021

No tocamos fondo: el nuevo "Pograma Fénix"


                    INCOMPETENCIA SOCIAL Y CIUDADANA                  

Cuando creíamos que ya habíamos tocado fondo por lo que respecta al conjunto de tonterías y ocurrencias emanadas de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, hete ahí que la sra. Viceconsejera, doña Carmen Castillo, -que suponemos no tendrá nada mejor que hacer- ha presentado la semana pasada a los medios de comunicación la última estupidez educativa de su departamento: el "Pograma (así, sin la r) Fénix". Un pograma de mentoría social -dios nos asista- dirigido al alumnado de zonas desfavorecidas y en riesgo de exclusión social. El objetivo, según esta señora, es contribuir, desde otra perspectiva más, al éxito educativo (?). Para ello, ha creado un equipo de doce "mentores de inspiración" -como suena-, además de otros tantos de zona que, junto con materiales y formación específica dirigida al profesorado, motivará al alumnado desfavorecido para que mejore su rendimiento académico. ¿Cómo se han quedado? Nosotros con la cara descolgá. ¿Se puede ser más idiota? Por lo visto, bastará una visita a los centros educativos de estos mesías de la inspiración para obrar el milagro. Acojonante. Algo así como en la película "Los jueves, milagro" de Berlanga. Estamos ante una nueva versión de la mercantilización, -en este caso, politización- de la buena fe.

Estos doce "mentores de inspiración" serán los doce apóstoles que enviará el Sr. Imbroda (Ciudadanos se despeña irremediablemente) a predicar la buena nueva. Por ejemplo, a los chicos y chicas de las Tres Mil Viviendas o de los Tres Barrios de Sevilla, las zonas urbanas más pobres de Europa, así como a los de tantas barriadas marginales existentes en la geografía andaluza, para sacarlos de la exclusión social y la marginalidad, cuando no de la pobreza y la delincuencia. Sed buenos, niños, y si estudiáis musho llegaréis a tener tanto éxito como nosotros, dirán orgullosamente y, acto seguido, se irán tan ufanos a que les inviten a unas cañas con tapa. Que no conozcamos a ninguno de estos mentores elegidos por la Consejería ni, por tanto, reconozcamos su capacidad de inspiración, es un problema seguramente nuestro al no estar en contacto con las musas y estar demasiado apegados a las necesidades reales de la población infantil y juvenil andaluza. Pero, ¿qué le vamos a hacer?, somos limitados y no tenemos la inspiración necesaria que brindará este maravilloso "Pograma Fénix" a los más desfavorecidos. 

Todo lo anterior no es una coña nuestra, ni una inocentada, aquí tienen el enlace para que lo comprueben. Tampoco forma parte, suponemos, de una campaña de caridad, oportunamente navideña, orquestada por la Consejería de Educación andaluza, como aquella genial de "sentar un pobre a su mesa" de la también inolvidable película de Luis García Berlanga "Plácido". Pero, eso sí, tiene en común con ella la hipocresía y la desvergüenza de aquellos que con estas imposturas sólo persiguen acallar sus conciencias junto con el reconocimiento íntimo de que no harán nada más para resolver los problemas de estos "pobres" chicos y chicas.

Poniéndonos algo bordes, con perdón, opinamos que este "Pograma Fénix" de mentores de inspiración es una tomadura de pelo de grueso calibre, una frivolidad intolerable, otra; una clara desvergüenza, ya que se dirige a una población que lo que necesita para su motivación educativa es, antes que inspiración, mejoras sociales reales -vivienda, salud-, económicas -poder acceder a un trabajo digno- y vitales -convivencia, educación, cultura, ocio- para salir de la pobreza y la marginación. Lo de la inspiración lo verán como una broma de mal gusto. Menuda encerrona que les espera a estos mentores. En algunos centros deberán ir escoltados o inspirar a grupos especialmene escogidos para no salir apedreados.

Que el profesorado siga tragando y tragando con estas fantasmadas, ahora ciudadanas, después de lo que ha llovido tras treinta años de fantasmadas socialistas-cortijeras, raya en el insulto. Un insulto no sólo a la inteligencia sino, también, a la dignidad y la ética educativas. Una vergüenza de pograma y de consejería de educación, así con minúsculas. Pero, nada, que sigan tirando el dinero de los andaluces en ocurrencias y estupideces. Mientras tanto, las zonas ERACI, las rimbombantes siglas que ha acuñado la consejería para la denominada Estrategia Regional Andaluza para la Cohesión e Inclusión Social -ahí es nada el nombrecito-, seguirán condenadas a la exclusión, la descohesión y la pobreza económica, social y educativa. 

Ahora bien, seguro que el Sr. Imbroda y su Viceconsejera Castillo, junto con los doce mentores de inspiración, brindarán estas fiestas, con sus adormecidas conciencias, por lo mucho que están ayudando a los más desfavorecidos a... permanecer igual otros veinte años, como poco. Y, si no, inspírense con esta secuencia de la citada película Plácido. No tiene desperdicio.


                         

sábado, 18 de diciembre de 2021

El bachillerato General: un bachillerato para torpes

 

                  INCOMPETENCIA DE AUTONOMÍA E INICIATIVA                  

¿Que no podemos bajar más el nivel de exigencia en el bachillerato? Pues hagamos un bachillerato para que lo puedan aprobar hasta las piedras del camino. Nuestros políticos educativos, viendo que las medidas que vienen implantando para disminuir la brecha de fracaso que supone el bachillerato no surten ningún efecto, han decidido crear una vía facilona para poder superarlo sin grandes esfuerzos. Y le han puesto nombre a la nueva modalidad: bachillerato General. A continuación, se han quedado tan tranquilos y satisfechos como cuando Dios, después de crear el universo, descansó.

Eso sí, no les importa que dicho bachillerato General contradiga, en esencia, la propia estructura de modalidades creada por la LOGSE en 1990 -una gran chapuza como ya argumentamos en una entrada anterior-. Si de un bachillerato como el antiguo BUP, comprensivo y de escasa opcionalidad, la LOGSE socialista decidió eliminarlo y pasar a un bachillerato organizado en modalidades y opciones, altamente optativo, ahora, los socialistas se enmiendan a sí mismos, y como la única memoria que les interesa es la "democrática”, olvidan que el colmo de los parcheos es yuxtaponer un bachillerato de carácter comprensivo, como el General, a uno de modalidades diversas, y todo por la "magia potagia" que supone convertirlo en una modalidad más. Y ya está. ¡Para quitarse el sombrero y tirarlo a la basura! No se puede negar que son unos "artistas" de la chapuza infinita. Los Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio, de la educación. !Bien por la nueva ministra Alegría! ¿Sabrá algo de educación esta señora?

Con todo, lo más interesante no es lo que ha comunicado la sección de propaganda del ministerio de Educación socialista, sino cómo lo ha intepretado la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Se le ha escapado la lectura entre líneas que esconde la implantación de esta nueva modalidad de bachillerato General: "La manera en que están concebidas ambas materias (se refiere a las de Matemáticas Generales y Ciencias Generales- guarda similitud con los programas de diversificación curricular que se aplican a partir de 3º de ESO para aquellos alumnos que requieran una adaptación educativa". Y a todo este embrollo le llaman optar por el modelo inglés (?). ¡Virgen Santa! ¿Sabrán lo que es el Sixth Form del sistema educativo inglés? ¿Sabrán de la dificultad y exigencia que supone para su alumnado tener que superar las pruebas externas, sí, externas, de los A Levels? No tienen ni idea. Así que, sin caer en más contradicciones, como si fueran niños de baba, deslizan que el nuevo bachillerato General no sería otra cosa que una especie de PDC (programa de diversificación curricular de la ESO), pero para una etapa post-obligatoria y de enseñanza superior, lo que supone un verdadero disparate. O lo que es lo mismo, convertir una enseñanza superior en una mediopensionista. ¡Qué invento! Estamos ya esperando ansiosos para cuándo implantarán los PDC en la enseñanza universitaria. Eso sí, no les aconsejaríamos que les operara un médico que haya sacado su título por esta vía "adaptativa", o nos construya una casa un arquitecto "diversificado".

Para colmo de males, se justifica su existencia con el fin de atender a aquel alumnado que está indeciso al finalizar la ESO, en vez de potenciar, lo que sería más obvio, la tutoría y los servicios de orientación académica y profesional en los institutos. Pero, claro, de esto no quieren saber nada, -del modelo inglés, por lo visto, sí- así que mejor inventarse un nuevo problema: el bachillerato General. Pero, vamos a ver, y siguiendo con la misma argumentación, ¿qué hacemos con el 56 % de alumnado indeciso que finaliza el bachillerato y que engrosa el 22 % que fracasa y abandona en los primeros cursos universitarios?, ¿no habría que ofrecerles, también, unos grados generales?, ¿unos grados diversificados?; aunque, bien mirado, ¿qué acceso laboral tendrían estos grados?, ¿servirían para algo, además de para entretener al personal, visto el elevado porcentaje de paro juvenil que sufrimos desde hace décadas? 

Ítem más, el ministerio de Educación aún no ha explicado a qué grados o estudios universitarios se podrá acceder desde este bachillerato General, aunque se sugiere que, preferiblemente, estaría orientado al acceso de la FP de Grado Superior, lo que sería un nuevo dislate si caemos en la cuenta de que el título de Bachiller sigue siendo "único" y, por tanto, deberá tener las mismas características que el que se obtiene por otras modalidades y, en consecuencia, no se le puede negar al General la posiblidad de acceder a un determinado grupo de estudios universitarios. ¿Cuáles?, ¿los más facilitos?; y ¿qué grados -y qué facultades- estarían dispuestos a acoger al alumnado procedente de este bachillerato General?, ¿los que tienen escasa matrícula?

En fin, como ven estamos ante una nueva chapuza educativa: un bachillerato General y Diversificado pensado para indecisos, torpes y/o vagos, implantado -sin consulta a, ni consenso de, la comunidad educativa- por pura aritmética parlamentaria y partidista, lo que lo condenará a ser otra ocurrencia candidata a su derogación en cuanto cambie el paisaje político del país. Aunque, eso sí, hemos aprendido con creces que el que venga lo puede hacer incluso peor. Un país acojonante.

A fuer de ser aguafiestas, vamos a terminar resaltando el valor del esfuerzo en el siguiente vídeo que les proponemos. ¿Cuáles son las claves del éxito en los aprendizajes? Según Tony Nadal -entrenador durante años del gran Rafael Nadal- no engañar nunca al que aprende, confiar en que pueda superar las dificultades con su esfuerzo y nuestra ayuda, así como ser capaz de asumir su propia responsabilidad en la consecución de las metas que se propone. Conformar el carácter, le llama. Y, según su opinión, esto no tiene nada que ver con "facilitar" los caminos a base de engaños y vías muertas. Comer siempre comida triturada para no molestarnos siquiera en masticarla no suele ser un hábito nutritivo saludable. En el aprendizaje ocurre lo mismo, ya nos lo demostró el gran Vygotski Vean el siguiente vídeo. No les defraudará.


          

sábado, 11 de diciembre de 2021

Cada vez somos más tontos: el efecto Flynn negativo

 

                   INCOMPETENCIA COLECTIVA                  

No sabemos si la inteligencia es una constante universal como afirman algunos pesimistas. Esto supondría que cuantos más habitantes seamos en el planeta cada vez seremos más tontos, individualmente considerados, ya que la cantidad de inteligencia se mantendría constante. Pero, la verdad es que la realidad de los últimos cincuenta años parece demostrarlo, por desgracia. El mal parece extenderse con carácter general -sólo basta echar una ojeda al mundo- pero, si lo aplicamos al caso de nuestro país, podría ser aún peor si considerásemos que dicha constante de inteligencia nunca fuese aquí muy elevada. Sólo hay que mirar a nuestra clase política para comprobarlo. Incluso podemos remontarnos hasta los Reyes Católicos para mostrar una tendencia que no ha dejado de acompañar nuestro fracaso colectivo. 

Por otra parte, sostiene el filósofo José A. Marina, en su ensayo titulado la Inteligencia Fracasada: Teoría y Práctica de la Estupidez (Ed. Anagrama, 2004), que las organizaciones o instituciones también pueden actuar de manera inteligente o estúpida, por más que algunos de sus miembros no carezcan de cierto nivel intelectual. Porque, lo esencial es cómo se comportan, esto es, cómo plasman -o no- sus supuestas capacidades en comportamientos concretos. Y algo de esto nos debe estar pasando como sociedad. Las pruebas las tenemos ante nuestras narices pero no siempre somos capaces de verlas. Veamos. Nunca hemos tenido más oferta televisiva y audiovisual que ahora y, a la vez, tampoco nunca la hemos tenido tan mala, falsa y perniciosa. Nunca hemos tenido una ventana abierta al mundo como internet o las redes sociales y, sin embargo, nunca hemos estado tan orientados a la vanidad, la confusión y la inmundicia. Nunca hemos dispuesto de tanta información y, sin embargo, nunca hemos estado más a merced de las mentiras, las manipulaciones y los iluminados. En fin, nunca hemos tenido a nuestra disposición tantas copas de balón bien colmadas de ginebra exótica y tan poco cerebro para estimularlo. 

Diversos estudios vienen mostrando que, sobre todo a partir de 1975, se está produciendo un descenso acusado de la inteligencia de nuestros jóvenes. Un declive que cuantifican en al menos 7 puntos de CI por generación. Efecto Flynn negativo lo llaman. A este paso, el futuro próximo estará plagado de imbéciles. Una tendencia que no hace falta demostrar con tantas investigaciones; bástenos recordar cualquier reunión de una comunidad de vecinos o de un claustro de profesores o de las sesiones de evaluación final de un instituto. Y ante esta evidencia, que todo el mundo calla, nuestro sistema educativo, en vez de contrarrestar el anunciado naufragio intelectual, ha optado por ayudar al aumento de la estupidez y la ignorancia. Ahora es cuando podemos entender las medidas que esta enésima reforma educativa socialista -la LOMLOE- quiere implantar: bajar, aún más, los niveles de exigencia, crear una ESO para bobos y un Bachillerato -el General- para torpes. Y no tardarán en implantar la universidad para cortitos -de capacidad y de ganas- donde un grado podrá durar diez años aunque, por supuesto, será gratuito para que el personal no abandone y se mantenga entretenido. Y es que, todas estas medidas son impescindibles para dar la bienvenida a un futuro plagado de torpes, tontos y vagos. Y no es que nuestros políticos sean, a su vez, torpes, tontos y vagos, que también -ya que proceden de dicha generación-, sino que, como consecuencia de su naturaleza representativa y de su alta misión social, concedida por nosotros mismos, todo sea dicho, se ocupan de preparar el escenario adecuado para acoger la gran ópera bufa mundial: una Nueva Educación del s. XXI capaz de construir una sociedad de idiotas, esto es, el advenimiento de la Idiocracia, el llamado Apocalipsis Idiota.

Y mientras el dinero y los poderes se frotan las manos de alegría, la gente -como les gusta llamar al pueblo a los pijos de izquierdas y de derechas- mantenida en la ignorancia, queda a merced del miedo de turno, acojonada: cuando no es un bicho es una crisis energética, o financiera, o bélica o alienígena. ¡Qué mas da! Y es que, miedo e ignorancia son los ingredientes esenciales para manipular a la gente, al pueblo de toda la vida, desde el inicio de las civilizaciones hasta nuestros días. Como afirmaba A. N. Chomsky, "la calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores". Y a esta técnica burda de manipulación social, implementada a través del sistema educativo, se ha sumado fervorosamente la nueva izquierda social-comunista de nuestro país. Un sindiós.

Para terminar, les dejamos con una muestra de cómo la estupidez pueda anidar en cualquiera cuando lo que se cultiva es la mediocridad y la estupidez en vez del pensamiento crítico y creativo. El iNá. Sonrían, por favor, porque la carita sonriente y bobalicona será el emblema de la sociedad del futuro.


                      

jueves, 9 de diciembre de 2021

¿Hasta cuándo seguirán jodiendo la Educación?


                   INCOMPETENCIA DE RAZONAMIENTO MATEMÁTICO                  

Lejos de reconocer un sistema educativo que hace aguas por todos lados, nuestros inútiles políticos educativos siguen mareando la perdiz. Y ya van más de cuarenta años de reformas y de leyes educativas a cual más inoperante, cuando no equivocada. La supuesta izquierda callejera tronó contra la ley Wert (la anterior LOMCE) porque, de acuerdo a sus dictadas consignas, suponía el fin de la equidad y la calidad educativas. Ahora, sin embargo, las calles callan contra otro engendro, la actual LOMLOE o ley Celaá, que sólo viene a añadir confusión al caos. Otra prueba más de cómo la "izquierda" considera la educación un feudo propio, aunque sea un mojón de feudo y una desgracia para la ciudadanía. Por lo visto la autocrítica ya no está en su ADN, la objetividad menos. El rocambole de todo este desaguisado es que los responsables de ambos engendros legales fueron premiados por lo bien que lo habían hecho: el Sr. Wert con un puesto de embajador en la OCDE y la Sra. Celaá -¡cágate lorito!- como embajadora en el Vaticano. Como lo oyen. No hay nada como cagarla en el gobierno español para que te den un premio. Así se entiende el valor que le conceden estos personajes a la Educación. Una pena.

Ya en el pasado mes de octubre analizamos las torpezas y errores de la reforma curricular y estructural planteada por la LOMLOE de la sra. socialista-vaticana: una ESO que va camino del mero entretenimiento -como la devaluada enseñanza secundaria en EEUU- y un Bachillerato al que no saben ya qué hacer para enterrarlo definitivamente. Con todo, lo más chocante de lo publicado son las facilidades que se le dará al alumnado suspenso para que no repita o abandone, incluso en Bachillerato. Lo que no deja de ser un trasunto de lo de Wert y Celaá: lo haces mal, no te preocupes, chaval, te pasamos la mano para que sigas... cagándola. Estos luminarias de políticos han encontrado la manera fácil de bajar los índices de repetición y abandono en España, unos de los más altos de Europa: acabar con cualquier medida que exija superación y esfuerzo. Así, los datos se compadecerán, por fin, con una "elevación" ficticia de los pésimos porcentajes que nos atenazan, desde hace décadas, en todos los indicadores internacionales. El que no se contenta es porque no quiere. Un engaño masivo que la "izquierda" callejera e intelectual prefiere ahora ignorar, claro. ¿Qué fue de los supuestos herederos de la Institución Libre de Enseñanza? ¿Qué fue de la defensa republicana de la Educación Pública? Eso se llama Desmemoria Histórica. La memoria, como bien sabemos, sólo se conserva para lo que nos interesa en cada momento. El olvido suele ser lo habitual, afortunadamente para estos políticos que padecemos.

Y aquí en Andalucía, la Consejería de Educación va a "arreglar" el desastre de la LOMLOE impartiendo más horas de Lengua, Matemáticas e Inglés. ¡Virgen Santa, cobrar para esto! Visto lo visto, la Educación en Andalucía es como poner a un chimpancé a arreglar un reloj de madera. Al paso que vamos -desde hace más de treinta años- el currículo se compondrá tan sólo de estas mal llamadas "areas instrumentales". Ya ocupan el 50% del tiempo total semanal en los "papeles" oficiales, y creemos que mucho más en la realidad de las aulas. Aumentando sin parar estas áreas, nuestros políticos andaluces olvidan algo esencial, que los "instrumentos" no tienen sentido si no se aplican a otros conocimientos y tareas. Pongámoslo más fácil, a ver: un martillo es un instrumento que, por sí solo, no sirve para nada. Es sólo un martillo. Sólo adquiere valor cuando lo utilizamos en una tarea apropiada. La cuestión no estriba, pues, en disponer más horas de lo malo y descontextualizado, sino en más horas de aplicación a tareas, conocimientos y situaciones reales, esto es, más horas del resto de las áreas que componen el currículo. Aún más fácil: más de lo malo sigue siendo malo, incluso peor. Y unas enseñanzas rancias, descontextualizadas y mal impartidas, como las que suelen perpetrarse con el alumnado en Lengua, Matemáticas e Inglés/Francés, no arreglarán nada sino que ampliarán aún más el fracaso.

Oiga, Sr. Imbroda, no se trata de convertir tres horas semanales en cuatro o cinco para mejorar los aprendizajes, ¡para arreglar la LOMLOE!, se trata de aprovechar bien esas tres horas. Si de la cantidad dependiera, la solución del sistema educativo andaluz sería obvia: 40 o 50 horas semanales de currículo "instrumental" y todos premios Nobel. Pero si existe alguna evidencia seria y comprobada, en los últimos cuarenta años, es que la calidad educativa no mejora por más que ampliemos el horario semanal de las áreas instrumentales. Lo hicieron la LOE, la LOCE, la LOMCE y ahora la LOMLOE. Sr. Imbroda, ¿no será que la clave está en la mejora de la formación didáctica del profesorado, de sus prácticas de aula y de sus condiciones de enseñanza? Aaaaaahhh, pues quizás, mire usted.

Mientras, la ciudadanía, cansada de tanto embuste, tanta impostura, tanta ocurrencia, tantos impresentables, parece anestesiada ante el desastre educativo, incapaz siquiera de castigar electoralmente a estos inútiles. Desmovilizada, preocupada por tantas desgracias que la cercan, no centra su atención en el futuro que nos jugamos todos con un sistema educativo ramplón, descosido y mediocre como el que padecemos.

Para terminar la entrada, le dedicamos el próximo vídeo al Sr. Imbroda y a la Sra. Celaá: una solución más efectiva para mejorar la enseñanza de las intrumentales que el aumento de los horarios que ellos proponen, el Inglés a Palos. Sin lugar a dudas, una medida que está al mismo nivel de eficacia que las propuestas de estos dos lumbreras educativos.


           

domingo, 28 de noviembre de 2021

Cómo querríamos morir

 

"Hay veces en que el alma se quiebra como un vaso, y antes de que se rompa y muera (porque las cosas mueren también) llénalo de agua y bebe".

(El vaso quebrado. Francisco Brines. Antología Poética. Ed. Alianza, 2020)

 

                      INCOMPETENCIA SOCIAL Y CIUDADANA                     

La existencia del Síndrome de Stendhal, esto es, las alteraciones psicosomáticas que puede sufrir una persona ante la contemplación de una abrumadora belleza, aún presenta dudas científicas pero, desde un punto de vista poético, nos invita a pensar en la posibilidad de una muerte paradójica, aquella que se presenta ante la presencia, no de lo cruel ni de lo trágico, sino de lo más bello. Si tuviéramos que elegir, no cabe duda, que preferiríamos esta última opción. 

Pero, descendiendo a la tierra, la cuestión que nos asalta es si deberíamos preocuparnos tanto de vivir bien, como de bien morir. Decimos esto porque la mayor cantidad de nuestras energías a lo largo de la vida se orientan a atesorar el mayor "bienestar" posible para uno mismo y/o su familia, algo que en nuestra sociedad se identifica, erróneamente, con una mayor capacidad de consumo, posesión y gasto -y desechos. Pero no invertimos nada en procurarnos una "buena" muerte, una muerte feliz, como mucho sólo cuidamos la impostura de preparar un buen entierro y/o una buena tumba una vez fallecidos, de ahí el éxito de los seguros de decesos. Una estupidez, si tenemos en cuenta que nunca seremos testigos del luctuoso evento, un ejercicio de vanidad póstuma.

El bien morir, la buena muerte, no es garantizarse un buen entierro, por el contrario, si tuviéramos que anticiparla o prepararla, vendría de la mano, en nuestra opinión, de poder hacerlo rodeados de paz, de belleza y de bondad. Y no decimos de felicidad, de amor -o, incluso de honor- pero también, sobre todo si la entendemos como llegar al momento final de nuestra vida con el alma tranquila -animula, vagula, blandula- con los "deberes hechos", con el vaso lleno, a ser posible rodeados de las personas que queremos y que nos quieren y sin sufrir dolor; y, si estamos solos, acompañados por profesionales específicamente preparados.

Lo que decimos, evidentemente, no tiene nada que ver con la cuestión de eutanasia sí o eutanasia no. En esta torpe España virtual de sólo dos opciones simples para cualquier tema complejo, buenos o malos, azules o rojos, tontos o bobos, se desvirtua la posibilidad de cualquier debate sosegado. Entendemos que el derecho, si existe, no es a morir cuando uno quiera, antes o después, lento o rápido, sino a morir bien, esto es, entender la muerte como una extensión del derecho a una vida digna y, por tanto, a morir dignamente. Y la dignidad no puede entenderse de manera reduccionista -y barata- como facilitar la muerte a una persona impedida que sufre, sino de manera mucho más amplia, como lo hemos descrito en el párrafo anterior: morir de la manera que cada uno crea más acorde con su vida, con sus deseos.

Incluso, añadiríamos, morir con humor, con alegría y con risas, aunque parezca un contrasentido. Lo hemos visto en una entrada anterior. Y es que, si es posible, no sólo debemos entrar en la muerte con los ojos abiertos -como Adriano- sino, también, con la sonrisa ancha -a la memoria de Víctor Jara-. Aunque sea con alguna ayudita no contemplada todavía por la Seguridad Social, como relata en su epitafio el finado de aquí abajo. 

 


Terminamos las entradas de este mes de noviembre, tan propicio a las reflexiones sobre la muerte, mirando de frente a la temida parca. Justo en contraposición al esfuerzo titánico por ocultarla y negarla que sostiene esta sociedad infantilizada e hipócrita que nos rodea. Y hemos ido, incluso, más allá, al defender que es, también, misión de la Educación, tanto de la formal en las escuelas como de la informal en las familias, el saber afrontarla con los más jóvenes desde un punto de vista psicopedagógico y curricular. 

Una sociedad, una educación, que oculta los problemas y que esconde las cuestiones nucleares que definen y zarandean la vida humana, está destinada al fracaso y la inanidad, será incapaz de resolver los retos del presente y estará desarmada ante los enigmas que nos reserva el futuro. Mientras tanto, quizás abrumados de melancolía -o de saudade- en este frío noviembre que se muere, les invitamos a disfrutar de su expresión artística más definitiva: el fado portugués. Esta vez a cargo de las más grande señora del fado, la inolvidable Amália Rodrigues. Les dejamos con Lágrima

 

                       

miércoles, 24 de noviembre de 2021

La Muerte en las Artes

"A oscuras está el mundo, y escucha su porción: el sordo movimiento profundo de la mar; o su totalidad: el universo que finge en las alturas claras luces".

(Noche. Francisco Brines. Antología Poética. Ed. Alianza, 2020)


                      INCOMPETENCIA CULTURAL Y ARTÍSTICA                     

Con el fin de contribuir al derribo de la imbecilidad norteamericana de Halloween, así como acabar con las representaciones bobaliconas de calabazas y disfraces de zombies, propios de películas de terror de serie B, que se extienden por nuestro país, hablar de la muerte también supone ampliar nuestros conocimientos sobre las Artes y la Cultura en general. Por ejemplo, de cómo la pintura o la música, a lo largo de la historia, la han venido representando e interpretando. Ahí van algunas muestras nada bobaliconas.

Por votación realizada por los lectores de la página de JotDown, ésta de más abajo sería la pintura -por cierto, desaparecida, de ahí que sólo nos quede su fotografía- que mejor la representa: Cementerio de Monasterio en la nieve, de Caspar David Friedrich.

Y, en segundo lugar, Las Edades y la Muerte, de Hans Baldung, obra que puede admirarse en nuestro Museo del Prado:

        
 
Aunque, bien es verdad, hay otros muchos ejemplos que, a pesar de no ser los más votados en esta lista, podemos considerarlos como excelentes representaciones pictóricas de distintas formas de ver la Muerte. Ahí están, por ejemplo, Muerte y Vida de Gustav Klimt o La Muerte en un caballo pálido del grabador Gustavo Doré.
 
 
 
Por lo que respecta a la música, y haciendo referencia de nuevo a la votación realizada en la página de JotDown, la canción que mejor representaría a la muerte vendría de la mano del heavy metal -cómo no- concretamente del grupo Metallica, y sería su canción titulada Fade to Black (algo así como Fundido a Negro):

                         

En segundo lugar estaría la canción de Eric Clapton "Tears in Heaven" (Lágrimas en el Cielo), compuesta a la memoria de su hijo fallecido a la edad de cuatro años:

 

                          

También existen otras canciones que pueden resultarles atractivas, como la del grupo Queen, Another One Bites the Dust (algo así como Otro que Muerde el Polvo), o Frank Sinatra con su I´m Gonna Live Until I Die (Voy a vivir hasta que muera) haciendo bueno el aforismo del sacerdote jesuíta Xavier Albó de que "más vale morir viviendo que vivir muriendo".

Por lo que respecta a la representación de la muerte en la música clásica, que también tiene sus seguidores, podríamos destacar un conjunto de obras, entre las que destacaríamos aquí dos por los consabidos problemas de espacio: el motete de Cristóbal de Morales titulado Parce Mihi Domine (Perdóname Señor).


                          

 O también, la pieza In Paradisum, del Requiem de Gabriel Fauré,

 

                      

 

Válgannos estos pocos ejemplos para contrarrestar la estupidización de la muerte representada por esas fiestas infantiloides que importamos de culturas, además, ajenas a la nuestra, sin tomarnos un minuto siquiera para pararnos a pensar y, a continuación, erradicarlas para siempre de nuestro repertorio de ocio y, de paso, de las escuelas e institutos de nuestro país. ¡Muerte a Halloween! y, de paso, también a la imbecilidad comercial norteamericana del Black Friday.


domingo, 21 de noviembre de 2021

Cómo hablar de la muerte a los más jóvenes

"Despedirme del mundo, con la dicha que suspende los ojos del amante, fuera gracia mayor que haber nacido".

(Por un incumplimiento del presagio. Francisco Brines. Antología poética. Ed. Alianza, 2020)


                   INCOMPETENCIA SOCIAL Y CIUDADANA                  

Es evidente, si han leído las entradas de este mes, que defendemos que debe hablarse con los niños y jóvenes acerca de la muerte, la muerte de los seres vivos, y su propia muerte. Y que, lejos de provocarles miedo o inseguridad, puede hacerse de manera honesta y positiva. Es conveniente saber que, ya desde los 2 y 3 años, los niños y niñas se preguntan acerca de la muerte con bastante naturalidad. Eso sí, lo que suelen ser menos naturales son las respuestas que reciben de los adultos o sus azorados silencios.

Ahora bien, ¿cómo deberíamos afrontar esta conversación con nuestros hijos, o con nuestros alumnos? Ahí está la clave. Aparte de las creencias -religiosas o no- de cada familia, es necesario aconsejar la intervención de los adultos desde un punto de vista psicopedagógico, con el fin de establecer, sin mentiras ni cataplasmas ni mitologías, una conversación adaptada a sus edades y a sus interrogantes. 

En primer lugar, lo más fácil será partir de sus propias preguntas acerca de la muerte de los seres vivos y de su propia muerte, y que sean ellos mismos quienes orienten la conversación, guiando al adulto en sus posibles respuestas: escuchar sus explicaciones, sus miedos -si los tienen-, su posición personal ante un hecho incontrovertible del ciclo vital, sus dudas y su curiosidad. Es evidente que dichas preguntas estarán relacionadas con su edad y su experiencia vital, de ahí que antes de conversar debamos saber cuáles son sus características psicoevolutivas y el contexto socio-familiar.

En segundo lugar debe responderse siempre con sinceridad, incluso para contestar, a veces, que no lo sabemos todo. Si bien las familias pueden responder según sus propias creencias, no siempre las explicaciones sobre la existencia del más allá, del cielo que sea, son las más acertadas para despejar sus dudas o temores de acuerdo con su edad. En cualquier caso, en el ámbito escolar, máxime si hablamos de la educación pública, debe facilitarse una información, incluso sobre distintas creencias, lo más objetiva y honesta posible. 

En tercer lugar, debemos tener en cuenta que, en la actualidad, cualquier niño o adolescente ha sido testigo de un número amplio de "muertes" simuladas, tanto en cine, como en cuentos, juegos virtuales o internet, por tanto, su visión sobre la muerte puede estar deformada por esta sobreexposición continuada, y en ocasiones, obscena, de la muerte, muchas veces acompañada de dosis intolerables de violencia. Por tanto, debemos estar preparados para separar lo imaginario de lo real, animando a una reflexión sobre este hecho cuanto más edad y expuesto se halle el joven. En este sentido, quizás la conversación -o la clase- gire más sobre la eliminación de concepciones erróneas presentes en los niños, o en evitar deformaciones de la realidad, que en añadir más información al respecto.

No hay mucho material didáctico interesante y disponible para esta tarea, pero algo hay. Por ejemplo, el elaborado por Pilar Feijoo y Ana Belén Pardo, publicado en la revista Tarbiya de la UAM, en 2017, titulado "Muerte y Educación", es más que recomendable. En cualquier caso, no se trata de sermonear, ni de vender humo, sino de trabajar en la práctica con materiales, concepciones y actividades que respondan a sus preguntas y amplíen, a su vez, su perspectiva personal con nueva información y nuevas preguntas.

Todos vamos a morir. La mayoría no sabemos ni cuándo. ¿Deberíamos engañar a nuestros hijos y alumnos y no contarles esta innegable verdad. ¿Deberíamos soslayarla y dejarla en el limbo del conocimiento, no sea que los deprimamos, les causemos una tristeza infinita o se suiciden antes de lo previsto? ¿Hablar de la muerte convoca la tragedia humana o, por el contrario, ensalza y dignifica la vida? 

Vivir hasta morir, ahí les dejamos una preciosa, emotiva y esperanzadora charla TED de Matías Najún, médico especialista en cuidados paliativos, que alumbra y acompaña los últimos momentos de sus pacientes. No se la pierdan.                                      


                      

sábado, 13 de noviembre de 2021

Morir riendo. ¿Imposible?

"Hoy se apaga la tarde con lentitud, se acerca hasta el vacío; y el día que se acaba ha sido muy hermoso".

(Un aire en la terraza. Francisco Brines. Antología Poética. Alianza Ed., 2020)

 

                   INCOMPETENCIA CULTURAL Y ARTÍSTICA                  

No se trata de morir de risa. Eso es otra cosa. Se trata de saber que una de las cuestiones más difíciles de lograr es llegar a la muerte con cierto sentido del humor; negro, si Vds. quieren. Lo que parece todo un contrasentido en estos infantiloides tiempos. Pero no lo es si nos paramos a pensar en serio. Y no lo decimos porque los mejores chistes sean los que se cuentan en un velatorio o en un funeral, sino por lo que supone de madurez y aceptación, que el próximo fiambre mantenga el sentido del humor hasta el final. Tener una buena muerte, una muerte alegre, casi un oxímoron. Al menos, una "buena muerte", cuya mejor expresión es la que supieron tallar magistralmente los imagineros del barroco sevillano del s. XVII. Una muerte tranquila y en paz. Qué envidia poder morir así.

En la charla TED de la entrada anterior, Montse Esquerda nos contaba cómo algunos de sus estudiantes pensaban que lo más difícil para ellos sería mantener el sentido del humor hasta el final de la vida, porque, decían, la muerte es algo serio, no es para tomársela a broma, sobre todo la de uno mismo. Un pensamiento muy en consonancia con la visión de la muerte que tiene una sociedad que la arrincona, la oculta y la desprecia. Pero, claro, esto sólo es posible cuando se unen la aceptación de lo natural e inevitable con una sensación de llegar al final de la vida con los deberes hechos o, al menos, con los ojos abiertos, cada uno satisfecho de haber sido quién es y pudiendo despedirse de sus seres queridos, de sus objetos, de sus recuerdos. 

Sin embargo, cuando nos hemos pasado toda la vida huyendo de la parca, negándola, sintiéndonos tontamente inmortales, no hemos tenido tiempo ni ganas para cerrar cuentas, para priorizar lo importante, para valorar lo que tenemos en vez de ansiar lo que no poseemos y, entonces, la muerte se nos anuncia como un castigo, como una maldición, siempre inoportuna, y, así, suele reaccionarse con ira, con desconcierto, sintiendo un sentimiento inmenso de pérdida. Incluso, en nuestra cultura, suelen ser los propios familiares los que tratan de engañar, si pueden, al condenado sobre su situación, impidiéndole -para siempre- el poder administrar su propia muerte, con su propia voz, impidiéndole la previsible despedida, la rendición de cuentas, acaso restituir el perdón pendiente... Y así se van de la vida por la puerta falsa, la de la ignorancia, la de la vergüenza, la del olvido.

Y es que, una vida plena, sólo lo es, cuando se sabe y se siente finita y esta cuestión es merecedora de enseñarse en las escuelas e institutos. Carpe Diem, (aprovecha el tiempo, no lo malgastes), con esta locución latina arengaba a sus alumnos el profesor John Keating en la conocida película "El Club de los Poetas Muertos", llevándolos a contemplar la vitrina de los trofeos deportivos del centro, donde la mayoría de los integrantes de los equipos ya estaban "criando malvas". Los situaba, el primer día de clase, frente a la finitud de la vida de los que fueron como ellos, antes que ellos; frente a una muerte cierta, su muerte, para animarlos, así, a vivir una vida plena, perseguir las metas personales y no tirarlas por la borda.

Quizás, además, una buena muerte, una muerte con sentido del humor acompañando la inevitable pena del adiós, tenga también que ver con la personalidad del que muere, de cómo entiende la vida, de cómo entiende su muerte, de cómo evalúa su existencia. Eso es lo les adjuntamos en los dos vídeos que les proponemos a continuación. En el primero, una chispa de humor negro, preparada para su funeral por el propio muerto, tras una larga y penosa enfermedad. En el segundo, una charla emotiva de Sebastián Corona sobre la muerte de su mujer María Vázquez. Dos ejemplos maravillosos de cómo entrar en la muerte con los ojos abiertos... y la sonrisa ancha. No se la pierdan.

Finalmente, les recordamos la escena de la película citada, El Club de los Poetas Muertos.


                           

jueves, 11 de noviembre de 2021

La muerte en la Escuela: un silencio estruendoso

"¡Ay, que larga es esta vida! ¡Qué duros estos destierros, esta cárcel, estos hierros en que el alma está metida! Sólo esperar la salida me causa dolor tan fiero, que muero porque no muero".

Vivo sin vivir en mí. Santa Teresa de Jesús (1515-1582)

 

"Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida".

(Cancionero y romancero de ausencias. Miguel Hernández. Obra Poética Completa. Ed. Zero, 1976)

 

                     INCOMPETENCIA SOCIAL Y CIUDADANA                    

No, no se trata de hablar de los asesinatos habituales cometidos por majaras armados en los centros educativos de EEUU, ni siquiera de la "muerte a pellizcos" que supone para muchos docentes "aguantar" -que no enseñar- en algunas aulas y a determinados jóvenes, por ejemplo, un viernes a última hora. No, se trata de algo más serio: se trata de explicarnos una desaparición. Sí, una desaparición, la de la Muerte en el currículo escolar. Es curioso que el hecho quizás más irrefutable de la existencia humana, -y, en general, de toda existencia vital- esto es, que todos, absolutamente todos los seres vivos de este mundo van a morir sin remedio en un horizonte temporal, indefinido para cada cual, pero generacionalmente limitado en nuestra especie a los 80-100 años como máximo, esta certeza inamovible, la más clara de nuestra existencia, esté, prácticamente, desaparecida en la Escuela. ¿No creemos necesario eso de "Educar para bien morir", ni tan siquiera "educar para afrontar la dolorosa o inesperada muerte de otros, ya sean animales domésticos, compañeros o familiares? Pues parece que no.

Y es que, con la Muerte en la Escuela, pasa algo así como con el Sexo y el Amor, cada uno se tiene que "buscar la vida" como puede. O bien, en un pase de magia magistral, se le suele endosar el marrón a las familias. Y estas, a su vez, suelen mirar para otro lado, balbucear cualquier tontería o callarse mientras pueden. En esta sociedad mojigata en la que vivimos, los temas humanos más trascendentales se declaran materia propia de autodidactas o se dejan en manos de iletrados sin título ni conocimientos: amigos, padres, familiares, redes sociales... Porque, en los centros educativos, los docentes han aprendido que "escurrir el bulto" en estos temas es garantía de supervivencia profesional y evitación de conflictos. Por eso, cuando surge una necesidad educativa y social de este naturaleza tan resbaladiza, se le suele asignar a los tutores u orientadores. Como si el resto del profesorado no tuviera nada que ver con el asunto. ¡Qué jeta tiene el personal! Así está el patio. Tuya-mía y la casa sin barrer.

Esto explica que existan muy pocas referencias explícitas en el currículo escolar y, aún menos, propuestas didácticas serias para afrontar pedagógicamente la Muerte en la Escuela. Y constituyen un porcentaje testimonial los docentes que las llevan a la práctica (menos del 10%). Pero, si les preguntamos a los interesados, a las familias, a la sociedad en su conjunto, sobre la necesidad de abordar de manera clara y serena estos temas en el currículo escolar, desde la educación infantil hasta la secundaria, seguro que pedirían que alguien les echara una mano. Eso sí, en estos temas, y también con respecto a la Muerte, topamos con las creencias religiosas y los estereotipos sociales. Pero no se trata de invadir campos ajenos o privados, sino de saber que la Educación -y sobre todo la educación pública- debe abordar con criterios psicopedagógicos la pérdida de cualquier vida, sea animal o humana, para ayudar al alumnado de cualquier edad a entenderla -lo que no es fácil- y a afrontarla sin miedo, a saber consolar y acompañar a los afligidos, a realizar el duelo necesario. Un abordaje psicopedagógico que dependerá, qué duda cabe, de la edad del niño o del adolescente, pero que debería ser insoslayable y complementario al que la familia tiene el deber/derecho de hacer con respecto a sus hijos.

¿Que es un asunto espinoso? Pues claro. ¿Y cuál de los grandes temas humanos no es espinoso? ¿Que requiere diálogo y acuerdo? Pues claro. ¿Y cuál no lo requiere? La Guerra, la Violencia, la Virtud, la Bondad, el Dolor, la Pobreza, la Salud, la Belleza, el Amor, la Maldad.. Si la Escuela elude su responsabilidad en estos temas, ¿de qué nos sirve? ¿De qué nos sirve un científico que "cosifica" la muerte de sus semejantes, o de los seres vivos? ¿Qué hacemos con un chaval que no distingue matar en un juego virtual de matar en la vida real? ¿Qué hacemos con el suicidio infantil y adolescente? ¿Qué hacemos con la eutanasia?

Ni siquiera la cruel mortalidad de la pandemia que aún padecemos ha motivado una revisión seria del currículo escolar en el tema de la Muerte, a pesar de la cantidad de pérdidas de seres queridos que han sufrido muchos alumnos, del desconsuelo de tantos, de la tristeza infinita esparcida por las familias, del miedo que nos sigue atenazando. Ni siquiera el aumento de depresiones y suicidios en niños y adolescentes ha encendido las alarmas de los responsables educativos en todos los niveles. ¿Hasta cuándo seguiremos mirando para otro lado? En este mes de noviembre, un mes muy apropiado para reflexionar sobre la Muerte que nos rodea -y la que nos espera-, deberíamos hacer una parada para pensar que la negación o la huida son dos mecanismos muy pobres para afrontar cualquier problema vital. Se trata de abrir los ojos. Al menos, como decía M. Yourcenar en las Memorias de Adriano, se trata de entrar en la muerte con los ojos abiertos, a una buena muerte. No en vano, el emperador Adriano era un enamorado de la cultura helena, una cultura que, al contrario de la occidental que siempre ha considerado la Muerte como un tabú, la integraba como algo natural y cíclico de la existencia: el alma inmortal.

Por otra parte, la riqueza cultural -literaria, filosófica, ritual,  histórica- ante la Muerte es enorme, ya que todas las sociedades humanas han tratado de responder durante siglos a las mismas preguntas esenciales. La Escuela, pues, en distintos niveles de aproximación, puede y debe darlas a conocer, como una forma de "abrir los ojos" ante lo que intentamos rechazar o negar. No se trata, pues, de ponernos tétricos en este noviembre preapocalíptico, sino de enfrentar la Vida y la Muerte sin miedos, con valentía, audacia y conocimiento. 

Les dejamos con una breve charla de Montse Esquerda donde aborda cómo hablar de la muerte nos ayuda a vivir mejor: valorar el presente, el consuelo, el acompañamiento en el duelo, la escucha ante el dolor y la pena, cómo romper el círculo de la soledad, cómo afrontar el miedo, cómo tener esperanza...


                      

lunes, 8 de noviembre de 2021

La Era Halloween

"No nos faltan recursos; nos falta saber si las aves volverán del sur cuando las llamemos"

(Tiempo variable. Carlos de Oliveira. Entre dos memorias. Ed. Calambur, 2009)


                     INCOMPETENCIA SOCIAL Y CIUDADANA                    

Hace años que Halloween entró en los centros escolares españoles con la bendición de profes y familias. Niños y jóvenes encantados -nunca mejor dicho- con celebrar otra fiesta más. Como si no tuviéramos ya bastantes: navidades, carnavales, semanas santas, ferias miles, romerías, patronos y fiestas de guardar. Cuando acabamos de salir de una, ya estamos preparando la siguiente. En muchas ciudades y pueblos, por ejemplo, YA es Navidad... hace tiempo. En el pasado, sólo el Corte Inglés, con sus campañas de consumo, se adelantaba a principios de diciembre con el clásico "Ya es Navidad en el Corte Inglés". Sin embargo, en los tiempos que corren, el Corte Inglés se ha quedado obsoleto. El alcalde socialista de Vigo -algo pasado de rosca-, anuncia, por todo lo alto, la iluminación de las fiestas navideñas, ¡a principios de agosto! Y en estas fechas de principios de noviembre, pueblos y ciudades se apresuran inaugurar la iluminación navideña. Una carrera hacia la estupidez, no sólo para estimular el consumo, sino para lanzar botes de humo sobre una realidad cada vez más sombría: paro, pandemia, apagones, falta de suministros...

Uno creería que el personal no se va a tragar tanta impostura, tanta mentira, pero parece que grandes capas de la población hacen suya esta especie de "huida hacia delante" para negar/escapar de la realidad. Las escuelas -y centros educativos en general- no resisten tampoco la marea, sino que se apuntan antes que nadie a instaurar fiestas y celebraciones que distraigan a profes, jóvenes y familias de sus "deberes". Unos "deberes" tan aburridos -enseñar, aprender, criar, educar...- que han de estar acompañados permanentemente de promesas lúdicas. Así que, como nuestras propias celebraciones no nos bastan, importamos otras extrañas y las hacemos propias en un ejercicio acrítico, imprudente y bobalicón. Halloween sin ir más lejos. Una fiesta anglosajona, más bien norteamericana, y poco extendida en el resto del mundo -incluso, en Australia y Nueva Zelanda no se celebra apenas-, los españoles la hacemos rápidamente nuestra sin pararnos a pensar siquiera. Porque de eso se trata, de pensar lo menos posible.

Porque si pensáramos algo, -creemos que, cuando menos, el profesorado debería hacerlo más a menudo- seguro que pondríamos muchos reparos a embarcar a tanto chiquillo y adolescente en una celebración tan idiota y alejada de nuestras costumbres y tradiciones mediterráneas. Y puestos a importar costumbres y tradiciones festivas de otras culturas -lo que ya sería de por sí una tontería en los tiempos que corren- para negar u olvidar las nuestras, qué menos que echar una ojeada más detenida a nuestro alrededor. Por ejemplo, en relación al Día de Difuntos, que en nuestra cultura está dedicado a rememorar con nostalgia a los que ya no están, a nuestros familiares y amigos ya desaparecidos, podríamos importar la forma en la que los mexicanos lo celebran. Sí, para ellos es una fiesta, pero una fiesta anclada en el recuerdo a sus muertos, y mucho más cercana a la nuestra que la bobalicona y comercial Halloween estadounidense.

Que nuestras escuelas e institutos deberían tener un papel, al menos, no seguidista de tanta tontería americana a nosotros nos parece lo mínimo a exigir, pero es evidente, que clamamos en este desierto consumista sólo al alcance de unos pocos. Afortunadamente, otros países cercanos, como Italia, Portugal o Francia no han caído de manera tan generalizada en esta estupidez. Otro motivo de envidia cultural que evidencia el buen criterio y la importancia que conceden a sus propias tradiciones y celebraciones.

En los tiempos que corren, en esta sociedad española infatilizada que sufrimos, en esta educación devualuada e insulsa que "disfrutamos", en esta Era de Halloween que padecemos -verdadero monumento a la imbecilidad-, no tiene cabida la muerte, ni la reflexión sobre ella, ni sobre los que nos abandonaron, ni sobre que nos segará a todos tarde o temprano. Una reflexión que debería tener también su lugar en el proceso educativo, como una de las más importantes cuestiones que afectan al ser humano, si no la que más. A cambio, lo que nos proponen es pensar lo menos posible en ella, negarla cuando nos rodea y olvidarla cuanto antes si la vemos. Eso sí, nos encantan las "películas de miedo", cada joven asiste a miles de asesinatos y muertes violentas a lo largo de su vida, pero somos incapaces de pensar un solo minuto sobre la muerte en serio. Como si así, negándola y celebrando fiestas, la ahuyentáramos de nuestras vidas. ¡Qué solemne idiotez! Nada, ¡viva Halloween!

Para contrarrestar toda esta bobada de calabazas y disfraces, les dejamos con una maravillosa canción sobre la muerte, "Mañana", intepretada por Silvia Pérez Cruz, con letra de Ana María Moix. Que la disfruten como adultos que somos.


                     

Y, desde la tradición mexicana, les dejamos con "Son de Difuntos", a cargo de la gran Lila Downs. Inigualable. Atención a la letra. 


                    

 

domingo, 31 de octubre de 2021

¿Titulo de la ESO para el alumnado con ACI significativas?

"Gracias por recordarme, amiga, que no es sosegadamente como pasa la vida".

(Carta a Lidia sobre la poesía que se creyó perdida. Ana Luísa Amaral. What´s in a Name. Ed. Sexto Piso. 2020)

 

                   INCOMPETENCIA DE COMUNICACIÓN LINGÜÍSTICA                 

Un proyecto de normativa del Ministerio de Educación, como desarrollo de su LOMLOE, prevé que el alumnado con adaptaciones curriculares (ACI) significativas podrá obtener el título de la ESO, si ha alcanzado los objetivos propios de dicha ACI. Esto supone un cambio notable con respecto a legislaciones anteriores, incluso del propio PSOE (LOGSE y LOE, sin ir más lejos). ¿Estamos ante un nuevo globo sonda de esos que tanto le gustan al gobierno del Sr. Sánchez? ¿Es simplemente otra estupidez? ¿Supone este proyecto que, por ejemplo, un alumno con discapacidad intelectual moderada o severa puede obtener el Título de la ESO si alcanza los objetivos contemplados en su particular ACI aunque no sean los previstos para la finalización de la etapa? Si esto es así, según las noticias lanzadas en los medios de comunicación, las preguntas que nos hacemos son obvias: ¿en qué puede beneficiar a este alumnado la obtención de dicho "Título"?, ¿es sólo una cuestión de regalo decorativo?, y, sobre todo, ¿qué valor tendrá entonces el Título de la ESO? ¡Virgen Santa! ¿Estamos, de nuevo, ante otra propaganda barata o es pura demagogia educativa?

Vayamos por partes, como Jack el Destripador. En primer lugar, la existencia de un título al finalizar el primer tramo de la educación secundaria, y que podemos reconocer en todos los países de nuestro entorno, establece tanto un horizonte de objetivos, competencias y contenidos que han de ser adquiridos por el alumnado al finalizar la etapa, como una homologación y certificación ante la sociedad de que dichos aprendizajes básicos han sido alcanzados por dicha población estudiantil entre 12 y 16 años. Esta acreditación, a su vez, este título, permite que dicha población pueda continuar sus estudios en el segundo tramo de la educación secundaria, ya sea formación profesional o bachillerato, con visos de aprovechamiento y éxito. Incluso, si es el caso, de incoporarse a la vida laboral, presentando ante la sociedad una certificación de haber cursado y superado los aprendizajes básicos previstos en dicha etapa. Todo lo que no sea esto será un simple engaño, un engaño masivo.

En segundo lugar, el alumnado que presenta necesidades educativas específicas (NEE) y que es sujeto de una ACI significativa, esto es, que su currículo se aparta sensiblemente de los objetivos y competencias previstos en la etapa de la ESO para el resto del alumnado, es muy diverso. Con la legislación actual, un porcentaje de este tipo de alumnado, por ejemplo, aquellos que presentan discapacidad física o sensorial, pueden obtener el título de la ESO aunque se les adapte significativamente, o incluso se les suprima/n, alguna/s materia/s. Pongamos por caso un estudiante con parálisis cerebral y discapacidad motórica severa que, sin embargo, no afectan a su desarrollo cognitivo de manera significativa. Por tanto, si el nuevo proyecto de la ESO -como desarrollo de la LOMLOE- se propone establecer una mayor facilidad para la obtención del título de la ESO al alumnado con ACI significativa, es que se está contemplando que, por ejemplo, discapacitados psíquicos, moderados -o severos, por qué no- o alumnado con trastornos graves del comportamiento o del desarrollo, puedan obtenerlo sin referencia a los objetivos y competencias que se contemplan para el resto del alumnado de la etapa. ¿Qué sentido tendrá entonces la existencia de un Título de la ESO obtenido por alumnado con logros tan heterogéneos en relación a los aprendizajes previstos en la etapa? Porque, hay que recordar, que el Título de la ESO es ÚNICO, de acuerdo con la normativa vigente, y eso no lo ha cambiado la LOMLOE.

En tercer lugar, regalar el Título de la ESO a este alumnado no tiene nada que ver ni con la equidad educativa ni con una adecuada y digna atención a la diversidad. Una cosa es facilitar una enseñanza personalizada que cuente con los recursos adecuados, -y ya es mucho suponer que eso se esté produciendo actualmente en el sistema educativo español-, y otra muy diferente es poner la titulación al alcance de logros de aprendizaje tan variopintos. Por otro lado, resultará muy cruel regalar la titulación a este alumnado -recordemos: alumnado con ACI significativa no contemplado en la actual legislación para la obtención del Título de la ESO- para que, realmente, con dicha titulación, no pueda hacer como el resto del alumnado que lo obtiene por las vías ordinarias. ¿O es que le van a permitir matricularse en bachillerato o en la FP para que se estrelle? Eso no es atención a la diversidad, ni personalización de la enseñanza, eso es pura demagogia disfrazada de estúpida caridad, que ignora, a conciencia, la realidad personal y educativa de este tipo de alumnado. El alumnado NEE merece un respeto, y no necesita regalos de diplomas sino recursos y centros donde puedan recibir una enseñanza personalizada y digna que nunca llega. Pregunten a las familias de estos alumnos si están contentas con la atención que suelen recibir -siempre precaria y parcial- en las aulas de apoyo de los centros. Sobre todo a aquellas que siguen en lista de espera para que sean atendidos todo el tiempo necesario y por profesionales bien formados. Lo que hace el Proyecto del Ministerio es, cómo no, resolver de forma "barata", sin gastarse un duro, una aparente equidad educativa que sólo esconde desigualdad y abandono. Una intolerable frivolidad.

En cuarto lugar, esta posibilidad planteada en dicho proyecto de normativa, si se llevara a efecto, además de ser una estupidez propagandística más de este gobierno desnortado, tendría como consecuencia -desde luego no mejorar la naturaleza ni la realidad educativa de dicho alumnado- sino la de eliminar, de facto, la existencia del Título de la ESO como tal, pues ya no serviría ni como referencia común de los logros educativos de la población juvenil, ni como acreditación ante la sociedad o ante estudios posteriores. Verdaderamente, vamos a hablar claro, este alumnado -al que se le "regalaría" el título- no se beneficiaría en nada esencial. "Su" título tendría tan solo un valor decorativo y privado. En ese sentido, veríamos más coherente, y más valiente, establecer que la ESO no culminara con la obtención de título alguno -como ocurre con la Ed. Primaria, por ejemplo-, sino, simplemente, con una certificación de los aprendizajes realizados. En ese caso, podríamos estar de acuerdo, pero nos encontraríamos, acto seguido, con un problema nuevo y grave sin resolver que nos llevaría, como en un bucle, al mismo sitio de donde partimos. Porque, ¿cómo se accedería, entonces, a los estudios posteriores? Este acceso se tendría que regular de nuevo para todo el alumnado, pues el Título de la ESO, al ser único, y responder a realidades tan distintas, ya no serviría como "llave" de acceso; en ese caso, el título sólo serviría para ponerle un marco y colgarlo en el salón de la casa.

Como vemos, regalar el Título de la ESO a todos o a casi todos -y mira que ya en algunos centros y poblaciones, prácticamente, se está regalando-, como extensión de esa política "buenista" e igualitarista tan querida por la post-izquierda iletrada y adanista de este país, no es un ejercicio de equidad educativa sino de frivolidad con aquellos que más lo necesitan. Será, exactamente, como no dárselo a nadie, ya que no servirá como garantía, ni como referencia contrastada, que permita continuar estudios o acceder al mercado laboral. Y como la LOMLOE no ha modificado el acceso a dichas enseñanzas posteriores, la consecuencia inmediata de esta "caridad" mal entendida, de esta titulación devaluada, será que los primeros cursos de bachillerato o de FP se convertirán, aún más, en cursos inmanejables por la enorme heterogeneidad de aprendizajes que tendrá ante sí el profesorado; un profesorado que, además, estará obligado a ejecutar una "escabechina" selectiva para darle algún sentido al currículo de la secundaria superior. Cosas, ambas, difíciles de asumir en un tramo que cuenta tan sólo con dos cursos de duración, tanto en bachillerato como en FP, como hemos analizado en anteriores entradas de este blog. 

Si este Proyecto del Ministerio llega a algún puerto se avecina un nuevo desastre. Otro. Como siempre hacen estos "ingenieros sociales" pseudosocialistas, tratan de resolver un problema para crear diez nuevos aún más graves. Unos "genios". Pero, ¿en qué momento de la historia abandonó la izquierda de este país la lucha por una educación pública de calidad, exigente con los aprendizajes y la formación del ciudadano, para convertirse en este "café para todos" aguado que no satisface a nadie? ¿Saben cuál será el futuro que nos deparará una educación secundaria devaluada y desprestigiada? Miren a EEUU, será resuelto por la dialéctica público-privada. La buena educación, prestigiada, personalizada y exigente, será sólo para los que se la puedan pagar. Los demás, clase media-baja, obrera y desfavorecidos sociales sólo recibirán el regalo pseudosocialista y pseudodemocrático de una educación entendida como mero entretenimiento, custodia y moratoria social de los más jóvenes. Eso sí, al final les darán un título con el que sólo podrán, con perdón, limpiarse el culo.

En el siguiente vídeo de José Mota vean cómo será la educación del futuro, visto el camino que llevamos. "En el futuro si eres capaz de bajarte un politono y mezclar un kalimocho te dan un título", dice un personaje del mismo. Sí, es para troncharse de risa.


                    

martes, 26 de octubre de 2021

Programación y cadáveres

"Después los dos seremos un solo y puro vacío misterioso. La sosegada música inaudible."

(Elegía a M.B. Francisco Brines. Antología. Alianza Ed., 2020)

 

                     INCOMPETENCIA DIGITAL                   

La semana pasada hemos conocido una nueva demanda para el currículo escolar: ¡hay que enseñar a programar a nuestros jóvenes cuanto antes! El CEO de la organización Code.org, apoyado, por lo visto, por todo el espectro político español, considera que hay que enseñar programación desde la educación primaria. Esto es, que hay que introducir una nueva asignatura escolar al inflado currículo que ya soportamos. No es que no estemos de acuerdo con que el currículo actual esté desfasado, obsoleto y anticuado, y que, por tanto, sea necesario reformarlo en gran medida, pero ¿de verdad es la programación una enseñanza prioritaria? ¿desde qué punto de vista? ¿el de este empresario de la computación? ¿el de las empresas tecnológicas? Realmente, no estamos seguros de que sea una prioridad, y mucho menos en el barrio de las Tres Mil Viviendas de Sevilla, uno de los más pobres de España y de Europa. ¡Qué disparate! ¡No tienen qué comer, ni sus padres trabajo ni futuro, rodeados de miseria, delincuencia y drogas, pero le van a enseñar a programar a sus hijos! Incluso la Junta de Andalucía ya ha acuñado oportunamente un nuevo pogramita: el programa Impulsa. ¡Virgen Santa! A todos les encanta la propaganda.

Simultáneamente, desde el mes pasado han llegado decenas de cadáveres a las costas españolas procedentes de pateras naufragadas; hombres, mujeres y niños pequeños flotaban en el mar y yacían en las playas. Ya ni son noticia en nuestras adormecidas conciencias. ¿Qué tiene que ver esto con el currículo ni con la programación?, dirán ustedes. Pues mucho. Qué creen que sería más prioritario, puestos a modificar el currículo actual -y no contesten lo fácil, o sea, las dos: ¿la capacidad de programar o la capacidad de educar a personas que no se muestren indiferentes ante la dramática situación de aquellos que huyen de la miseria o la guerra? Es evidente que la tecnología, la informática o las redes de comunicación son necesarias pero no sólo no han acabado con la intolerable desigualdad de nuestro mundo actual sino que la han agrandado aún más. La impúdica ventana que ofrece internet en todas las culturas y países la ha hecho aún más descarnada y cruda, pues los que no tienen nada -y lo sufren todo- asisten al espectáculo obsceno de cómo, a veces, a tan sólo escasos kilómetros de sus miserables vidas, otras vidas son vividas de manera plena, segura y sobrealimentada. 

Claro que hay que acabar con el currículo escolar actual, tan estúpido, inflado y rancio, pero no a costa de hacerlo aún más estúpido e injusto. Es necesario repensarlo desde muchos puntos de vista -no sólo desde el negocio- pero, sin duda alguna, es urgente hacerlo desde una educación cívica, ética y moral apropiada para el siglo XXI, desde el cuestionamiento de una sociedad anestesiada, injusta y cruel, incapaz de entender que todos vivimos en el mismo mundo, que los recursos y la riqueza deben compartirse y que el drama de tantos no nos puede ser ajeno. Si no es así, el nuevo currículo que pretendamos enseñar a nuestros jóvenes, este estúpido interés en la enseñanza de la programación como liberadora de los más pobres, sólo contribuirá a hacer aún más cruel y terrible el oscuro futuro que nos espera.

Ojo, no estamos hablando para nada de meter una nueva asignatura de Ética o de Educación Cívica, otra pantomina más, otro adorno inútil, sino de configurar una arquitectura curricular completa -que afecte realmente a todo el horario disponible y a todas las materias de enseñanza- que haga de la educación moral y cívica un principio irrenunciable en una enseñanza orientada a la construcción de un mundo más justo y solidario. ¿Utópico quizás? ¡Y qué! ¿Creen, realmente, que no es cada vez más necesaria la utopía educativa en este mundo tan egoísta y violento? Pues eso.

Para finalizar, les dejamos con estas cuatro piezas de museo, cuatro, defendiendo el proyecto Code.org. Que estos cuatro estén de acuerdo en algo pone los vellos de punta. ¿Cuánto dinero y cuántas trampas habrá detrás del tinglado?


                     

¿Quieren saber quiénes más apoyan este proyecto? Ahí tienen a otras figuras espeluznantes por lo que suelen hacer las empresas que crearon o en las que trabajan. Son billonarios inmensamente ricos y poderosos, pero eso sí, se nos presentan como unos filántropos bondadosos que lo único que desean es ayudar a los pobres. ¡Qué bonito! Nos dan ganas de llorar.


                   

martes, 19 de octubre de 2021

¿Qué fue de los 90.000 altas capacidades en Andalucía?

"Quisiera un techo breve que en verdad protegiera, como si ese techo fuera yo diciendo por poema que hay galaxias, ciertos nítidos cánticos de luz".

(La chimenea encendida. Ana Luísa Amaral. What´s in a name. Ed. Sexto Piso, 2020)


             INCOMPETENCIA DE RAZONAMIENTO MATEMÁTICO              

Hace ya diez años, la Consejería de Educación de Andalucía, se propuso buscar a los 90.000 estudiantes que, -según las necesidades electorales de entonces-, presentaban altas capacidades y, sin embargo, estaban escondidos detrás de sus pupitres sin que nadie lo supiera. Desde luego era más rentable electoralmente anunciar la búsqueda de andaluces con altas capacidades intelectuales (AACCII) que atender dignamente a los centenares de miles, ya diagnosticados, pero que presentaban dificultades y discapacidades de todo tipo -también intelectuales-. En fin, tampoco debemos ponernos quisquillosos. En Andalucía se atiende educativamente tan mal a unos como a otros. En este tipo de "políticas" igualitaristas la consejería de educación andaluza ha sido siempre muy ecuánime con la atención a la diversidad.

Ahora bien, en estos diez años no hemos sabido nunca cuántos estudiantes con AACCII realmente se encontraban ocultos y abandonados en el sistema educativo andaluz. No lo sabemos porque, como es habitual, la consejería no evalúa nunca la eficacia de ninguno de los "programas" que lanza ni, mucho menos, lo hace público. Es preferible no saber, que no sepamos: cuántos alumnos se beneficiaron del mismo, cuánto dinero se invirtió, cuántos profesionales se contrataron a tales efectos, cómo mejoró el sistema educativo, etc... Y es preferible no mirar atrás porque si no el alma se nos cae a los pies. Y es que los programas de la consejería sirven para lo que sirven: electoralismo chusco, propaganda parroquial y sumidero de recursos económicos. ¿Qué fue de aquellos programas TIC y DIG, Escuela 2.0, FORMA-JOVEN, Profundiza, Pruebas de Diagnóstico, Plan Bilingüe, y tantas otras ocurrencias? Sólo sabemos que la mayoría de ellos fueron desapareciendo, eso sí, tras una colosal sangría de dinero público ya irrecuperable. Los ordenadores se cambiaron por votos, como tantas otras cosas. Incluso de los programas que aún sobreviven, como el Plan Bilingüe, sólo se evaluó su funcionamiento el primer año y, vistos los malos resultados, se prefirió cerrar los ojos y las bocas y seguir adelante con un remedo de Plan que no satisface a nadie. La prueba del 9: las academias de idiomas florecen aún más después de tantos años de funcionamiento del susodicho Plan, una mala señal.

Pero ¿qué pasó después de pasar tantos cuestionarios, instrucciones, protocolos y pruebas para detectar al supuesto alumnado de AACCII? Pues nada, es un misterio oculto en algún cajón de Torretriana. Así que sólo nos queda observar la realidad de los centros, hablar con el profesorado afectado y seguir el itinerario de obstáculos que tiene que sufrir cualquier familia afectada. Curiosamente, algunas "empresas" interesadas en el tema aún consideran que restan por detectar más de 26.000 estudiantes con AACCII en Andalucía. En otras palabras, que sigue habiendo negocio, perdón, queremos decir, tarea. Desde luego, en estos diez años lo que se ha producido es un florecimiento de los "interesados" en sacar beneficios netos a costa de las preocupaciones de las familias afectadas, visto el desastre que supone la atención de este tipo de alumnado en el circuito ordinario de la educación pública y concertada. 

En primer lugar, se detecta muy mal: los cuestionarios son pésimos y el protocolo aún peor. Se levantan falsas expectativas y se cometen muchos errores. En segundo lugar, una vez detectados los alumnos/as no se sabe con ellos qué hacer: el profesorado no tiene recursos ni tiempo para atenderlos dentro de aula, y sacarlos fuera para darles apoyo no es prioritario dada la gran cantidad de alumnos con necesidades específicas que lo necesitan aún más y no lo reciben. En tercer lugar, faltan buenos profesionales de la orientación -incluso malos- y profesorado de apoyo bien formado en estas tareas. Consecuencia: las familias de alumnado con AACCII se ven impotentes para que los atiendan adecuadamente en el sistema educativo andaluz, quedándoles sólo la opción de PAGAR por una atención más individualizada fuera de la escuela gracias a la cantidad de empresas y profesionales privados que se les ofrecen. O bien desistir después de tanto screening y palabrería hueca. Conocemos historias de familias que incluso cambiaron de residencia para que sus hijos pudieran ser atendidos en los escasos centros públicos o concertados que tenían programas específicos para este alumnado y ni así consiguieron satisfacer sus necesidades.

Por tanto, y olvidándonos de la propaganda de la Consejería andaluza, después de estos diez años transcurridos: ¿se atiende educativamente bien al alumnado que ha sido detectado?, ¿ha mejorado su atención educativa? Pues desgraciadamente no. ¿Por qué? Pues, porque no se ha dotado a los centros de los recursos necesarios para hacerlo dignamente. Una práctica muy habitual de los políticos educativos andaluces. Se lanzan programas educativos sin disponer los recursos adecuados, ni humanos ni materiales. Un despropósito que se repite año tras año.

Para atender dignamente las necesidades educativas de este alumnado aún nos faltan en Andalucía muchas cosas después de diez años. Pero, lo que no nos faltan son políticos mendaces y trapaceros a los que les basta anunciar mentiras y embarcar las ilusiones de mucha gente en naves que van directas a la deriva y al naufragio. Al fin y al cabo, su horizonte es tan sólo de cuatro años o menos, así que, ¡qué más les da! El problema es que para implementar una educación de calidad -en cualquier aspecto- hacen falta mucho más de cuatro años para obtener resultados fiables y positivos. La realidad maneja otros tiempos que los meramente electorales. Pero lo que ha quedado demostrado, como ya dijimos hace diez años, es que el único lugar donde no se ha encontrado a nadie con AACCII es en Torretriana.

Aquí les dejamos con un fragmento del episodio de los Simpsons titulado "Bart es un genio", donde, tras hacer trampas en el cuestionario, Bart es "detectado" como un niño superdotado y llevado a una escuela específica para este tipo de alumnado. No tiene desperdicio. Diviértanse... si pueden.