lunes, 25 de abril de 2022

Cuando el profesorado no quiere ejercer su libertad

 

                  INCOMPETENCIA DE COMUNICACIÓN LINGÜÍSTICA                 

¡Vivan las cadenas! A veces, muchas veces, los docentes no desean ejercer su derecho a la libertad de cátedra, o se escudan tras vanas excusas para no hacerlo valer. En una interesante entrevista realizada al profesor de literatura del IES Gustavo Adolfo Bécquer de Sevilla, Manuel García, este afirmaba que "en mis clases siempre he usado todo tipo de textos de primer nivel, nunca cojo las tontadas que nos mandan desde arriba (...) la mayoría de los docentes no quieren utilizar su libertad". Una realidad constatable en cualquier centro pero, ¿por qué se produce esta renuncia?: ¿desinterés?, ¿mala formación?, ¿baja autoestima profesional?, ¿comodidad?

La pregunta no tiene una respuesta única ni sencilla. Lo cierto es que muchos docentes se limitan a desarrollar un trabajo rutinario en sus clases, sin interés ni ilusión, atentos únicamente a los preceptos legales y burocráticos que se prescriben desde arriba -MEC, CCAA, delegación, inspección-. Aunque resulta curioso que esto suceda en un sistema educativo que no posee controles de calidad efectivos, y que permite la coexistencia de profesorado inquieto, responsable y bien formado junto con otro porcentaje de profesorado "funcionario" en su peor sentido, limitado a "fichar" y cumplimentar "papeles" con tal de no tener problemas. Y esto ocurre, pues, en un sistema en el que existe un amplio margen de actuación docente más allá de lo prescrito. Entonces, ¿por qué no ejercen muchos docentes su libertad de enseñar de acuerdo a su formación y sus convicciones? ¿Por qué no asumen su responsabilidad profesional?

La vocación, la buena formación, la honestidad profesional y el compromiso con el alumnado, son las claves que hacen de la enseñanza un acto único, artístico, capaz de remover conciencias y mejorar la educación de los jóvenes. Pero, al contrario que un médico o un arquitecto o un sociólogo -que no acude al BOE o al BOJA para saber cómo debe desarrollar sus prácticas-, un docente está sometido a un ingente caudal de legislación y normas que le ordenan qué debe enseñar, cuándo debe hacerlo, cómo hacerlo y cómo evaluarlo. De tal forma, que muchos no sabrían qué hacer si se les diera la posibilidad de decidir por sí mismos qué, cuándo y cómo enseñar. Este complejo proceso de alienación profesional programada -que no casual- es consecuencia de dos procesos bien conocidos: la "desprofesionalización" y la “intensificación" de la labor docente. Esto supone, por un lado, suplantar las decisiones profesionales del profesorado por otras tomadas en instancias -políticas- que poco tienen que ver con las prácticas educativas (desprofesionalización, A. Hargreaves) y, por otro, aumentar paulatinamente la exigencia de tareas (nuevas demandas, burocracia…) que se le hacen a los docentes sin mejorar sus condiciones laborales ni formativas, condenándolos al fracaso, al agotamiento o al abandono (intensificación, M. Apple). 

En nuestro país, estos dos procesos -desprofesionalización e intensificación del trabajo docente- han sido promovidos, desde hace décadas, tanto por gobiernos del PSOE como del PP, siendo la verdadera prueba del algodón de que ambos partidos tienen mucho más en común que diferencias, si bien mantienen relatos de apariencia empeñados en hacernos creer que son distintos. No lo son. De ahí que se entienda aún menos la utilización partidista de la educación en nuestro país cuando, en esencia, ambos defienden el mismo modelo y programa político en materia educativa. No es, pues, casual que ambos hayan demostrado -otro factor común- la misma despreocupación por la formación del profesorado -ya que no se requiere profesorado crítico ni bien formado sino obediente y desmovilizado-, el mismo interés por aumentar el trabajo burocrático y la inclusión de nuevas exigencias curriculares sin mejorar las condiciones laborales, o la misma pobre financiación de cada una de sus leyes educativas. 

Por tanto, lo asombroso es que todavía existan docentes, como Manuel García, que sean capaces de luchar contra estos dos procesos alienadores y ejerzan su libertad de decisión como docentes, es decir, sean verdaderos profesionales de la educación a la hora de diseñar y desarrollar el currículo que van a trabajar en sus clases. Porque, aunque la presión que se ejerce sobre los docentes es grande para que se muestren “obedientes” y pasivos, algunos siguen considerando que su función social es lo suficientemente importante como para mejorar su formación, mantener una actitud comprometida con la educación de los jóvenes, eludir la intensificación burocrática y sortear la estupidez de una legislación que en gran medida es mejor ignorar o bordear hasta donde se pueda. 

A pesar de todo, hablamos de un colectivo que es ciertamente minoritario tras la cantidad de años que nuestra clase política lleva desprofesionalizando al profesorado de todas las etapas educativas: mal formados, ignorados, poco respetados, nada dignificados, quemados, desilusionados… Y es que el sistema educativo ha entrado hace años en un proceso de degradación que parece irreversible. Y si no, vean cómo está la situación en el siguiente vídeo de José Mota. 


La gran mentira: mejorar la educación a través del BOE

                  INCOMPETENCIA DE APRENDER A APRENDER                

Repetimos: ningún sistema educativo es mejor que su profesorado. Pero nadie se entera. No quiere enterarse nadie. Nuestros políticos menos que nadie. Desde 1978 tratan de mejorar la educación mediante el BOE. La denominada reforma de los "papeles". Siempre fue una medida condenada al fracaso. Ahora, más de cuarenta años después, sólo es un ejercicio de melancolía. El nuevo currículo de la ESO publicado en el BOE es otra muestra más de la estupidez política: ninguna reforma o mejora de la educación puede hacerse sin el concurso, complicidad, formación y compromiso del profesorado. Todo lo demás son mentiras. La gran mentira que nadie desvela en este país. Las reformas educativas "ilustradas" desde la LOGSE (1990) -todo para el profesorado pero sin el profesorado- se han ido estrellado una tras otra. Seguimos como país estando a la cola de todos los indicadores de calidad europeos e internacionales, pero es asombroso que nadie acabe con esta práctica inútil de utilizar el BOE como instrumento de mejora educativa.

Se ha intentado todo con el BOE: reformas de currículo abierto, reformas de currículo semi-cerrado, reformas de currículo cerrado a cal y canto, reformas de currículo contra la autonomía de los centros y del profesorado, reformas de currículo abierto que después cerraban las CCAA y los libros de texto, reformas con muchos contenidos por nivel, reformas para la etapa completa sin definir niveles, etc. Ninguna ha funcionado. ¿Por qué? La respuesta es evidente y fácil de hallar: porque todas han ignorado a los protagonistas del acto de enseñar y aprender: profesorado y alumnado. A lo que se añade que ninguna ha ido acompañada de una adecuada financiación. Todas han sido, desde el punto de vista curricular, reformas "baratas", muy baratas, de todo a 1 euro. Es lo que tiene el papel, que lo aguanta todo y es barato. 

Pero la realidad educativa es otra cosa. Es compleja, es dinámica, es contradictoria, es multiforme, es... humana, no es una máquina. Y no se mejora mediante leyes y decretos en el BOE o el BOJA, sino por inversiones bien pensadas y gestionadas a medio y largo plazo en formación del profesorado (inicial y permanente), construcción de centros, investigación educativa y, sí, también por la configuración de currículos consensuados, estables e innovadores que sean más propios del s. XXI que del XIX, por mucho que ahora nos quieran seguir mintiendo al meter en el BOE "moderneces" que sólo son recursos decorativos. Porque el núcleo duro del actual currículo para la ESO sigue siendo el organizado en las disciplinas de toda la vida, y cada vez con mayor peso horario (Lengua, Matemáticas, Ciencias, Idiomas...). Y, además, "tos a la vez, y tos por iguá".

Que el MEC considere bobaliconamente que el que ha publicado para la ESO es un currículo por competencias es otra de las grandes mentiras que quieren vendernos. Lo que han hecho sus equipos de "negros" no es otra cosa que trata de conciliar lo inconciliable, esto es, las directivas europeas del aprendizaje competencial con la estructura rígida de un currículo articulado en disciplinas clásicas. Otro engaño de mesa de despacho como aquel de la transversalidad que inventaron con la LOGSE los psicólogos de cabecera del PSOE, Marchesi y Coll. Una transversalidad que ahora retoman con más brío y con el mismo presagio: su intrascendencia en las prácticas reales de aula. (Anoten todo lo que hay meter ahora en cada una de las áreas tradicionales: la comprensión lectora, la expresión oral y escrita, la comunicación audiovisual, la competencia digital, el emprendimiento social y empresarial, el fomento del espíritu crítico y científico, la educación emocional y en valores, la igualdad de género y la creatividad se trabajarán en todas las materias. En todo caso, se fomentarán de manera transversal la educación para la salud, incluida la afectivo-sexual, la formación estética, la educación para la sostenibilidad y el consumo responsable, el respeto mutuo y la cooperación entre iguales (Art. 6.5). ¡Cágate lorito! ¡Y se quedaron tan tranquilos! Lo más asombroso es que muchos siguen sin entender que la transversalidad es un recurso de trileros que ya constató su palmario fracaso cuando la LOGSE. Pues ni eso.

Y es que este nuevo intento no deja de ser un simple postureo político para acompañar el trago de parecer modernos vistiendo un currículo rancio. El MEC sigue apostando por la apariencia más que por el ser. Pura era posmoderna. Y en esta política de postureo, de apariencias, se quejan algunos de la indefinición o rebaja de contenidos del nuevo currículo. No se distraigan y no se preocupen, lo tienen bien pensado, como ya hicieron con la LOGSE: se encargarán las CCAA y las editoriales del libro de texto de acabar la faena iniciada por el MEC. Y así todos contentos. Menos, claro está, los que tendrán que llevar este currículo a la práctica, los docentes, a los que de nuevo se les ningunea, se les ignora y se les cuelga un muerto que por cobardía no ha querido resolver el MEC. Un sudoku irresoluble compuesto de competencias clave, competencias específicas, saberes específicos (los contenidos de siempre), criterios de evaluación y situaciones de aprendizaje. Puro parloteo academicista. Pura burocracia educativa. Ahí es nada. Y cuando algunos docentes se aclaren con este galimatías tecnocrático ya estará seguramente derogada esta reforma o, peor, agotada su paciencia. Y a empezar de nuevo.

Mientras, nadie nos va a librar -el BOE desde luego que no- de seguir liderando los peores indicadores de fracaso y abandono escolar de Europa, de tasa de repetidores o de continuidad en estudios superiores, de ocupar los últimos lugares en las clasificaciones internacionales (PISA, PIRLS...) y del aumento preocupante de la desmotivación del profesorado y del alumnado. Otra reforma para nada. Así que hagamos pues un repaso "robinsoniano" de las carácterísticas que debe poseer un currículo para el s. XXI. A ver si se enteran que el BOE no sirve para esto.


                        

martes, 19 de abril de 2022

Viejas mentiras y nuevas palabras en el currículo de la Ed. Primaria

 

                   INCOMPETENCIA SOCIAL Y CIUDADANA                 

Que la mentira deba ser severamente castigada en los políticos parece que no constituye una consecuencia ética en este país. Y así los encontramos, pegados al cargo como lapas a rocas porque nadie les exige dimitir. Que encima muchos ciudadanos los sigan votando es descorazonador y nos da una medida de la descomposición moral de una ciudadanía frívola, olvidadiza e irresponsable. Parece que no caemos aún en la cuenta de que normalizando la mentira la democracia naufragará. Por eso, que un documento oficial publicado en el BOE, como es el reciente currículo para la Ed. Primaria, esté plagado, no sólo de errores de bulto, sino de burdas mentiras no nos extraña. Va con el paquete inmoral con el que nos desayunamos todos los días.

No podemos aquí hacer una enumeración exhaustiva de dichas mentiras, pero empecemos con una de las más gordas aparecidas en el recientemente publicado currículo para la Educación Primaria: "Art.6.1: En esta etapa se pondrá especial énfasis en garantizar la inclusión educativa, la atención personalizada al alumnado y a sus necesidades de aprendizaje, la participación y la convivencia...". "Especial énfasis" ¡Chin-pón! Dicho esto, los ínclitos psicólogos -que no pedagogos- Marchesi y Coll no tienen problemas a la hora de inventar un nuevo palabro, el Perfil de Salida que, hablando claro, es realmente un perfil de llegada, -vamos, los objetivos terminales de etapa de otras épocas- esto es, la carita que -TODOS, TODAS- los alumnos han de poner al final de la etapa si quieren ser normales y seguir progresando. Un perfil extensamente descrito en el Anexo I del Real Decreto y que, oh sorpresa, a pesar de que en él se afirma que está basado en competencias básicas, es mentira, no son otra cosa que una versión "moderna" de los objetivos operativos establecidos -¡en 1981!- por la extinta UCD (Unión de Centro Democrático) en los llamados Programas Renovados para la EGB! 

Aunque ahora son denominados descriptores operativos, que suena más moderno, este perfil está descrito en términos de comportamiento observable y sólo un acto de fe puede considerar que su consecución garantice la adquisición de cada competencia básica, porque no existe ninguna investigación didáctica que lo refrende. Estos descriptores son un mero ejercicio de mesa de despacho realizado por los equipos de "negros" del MEC liderados por los señores Marchesi y Coll, muertos vivientes resucitados por el sanchismo a pesar de su penoso fracaso con la LOGSE. Cuarenta años hemos tardado en llegar al mismo sitio, eso sí, con la introducción de nuevos "palabros" -competencias, perfil de salida, descriptores operativos- que ocultan el olor a rancio de este nuevo (?) invento curricular de la LOMLOE. Y dicen, encima, que siguen las directivas de la Unión Europea y la UNESCO. Menuda jeta.

Vamos a ver, ¿cómo se pueden compadecer los principios pedagógicos de inclusión y personalización de la enseñanza -establecidos en dicho artículo 6.1- con la existencia de un mismo Perfil de Salida (llegada) para TODOS/AS? Es algo que se nos escapa a los pobres mortales y docentes. Seguro que el PSOE, así como los Sres. Marchesi y Coll lo saben explicar tan bien como ya lo hicieron en 1990 (con la LOGSE), o sea, burlándose de todos. Las editoriales del libro de texto encantadas, claro está: habrá que cambiarlos otra vez. Buen negocio las reformas educativas para estas empresas.

Lo que sí es seguro es que la suma de competencias básicas, descriptores operativos por competencias, contenidos y criterios de evaluación por áreas volverán a aumentar las tareas burocráticas de los docentes a la hora de programar y evaluar sin, por ello, aumentar un ápice la personalización de sus prácticas docentes. Porque otra vez estamos ante una estupidez tecnocrática más propia de los años 80 del siglo pasado, una reforma curricular ajena al profesorado y diseñada en los despachos por personas que ignoran la realidad de las aulas. ¿Creen Vds. que existen muchos docentes que distingan entre objetivos, competencias, descriptores operativos, contenidos y criterios de evaluación?, ¿no son la misma cosa para muchos de ellos?, ¿no supone un ejercicio repetitivo e inútil circunscrito a los tontos conciliábulos universitarios? ¿Qué importancia le concederán los docentes a estos conceptos a la hora de mejorar sus prácticas?... Pues sí, eso, ninguna. No les sirven para nada. Bueno, sí: para hacerles perder más el tiempo y la paciencia.

El real decreto afirma que se trata de un currículo por competencias pero es mentira, mentira podría. Es un currículo tradicional basado en comportamientos observables y de carácter uniformador que será aplicado a todos los alumnos y alumnas más allá de sus diferencias individuales, capacidades e intereses. Porque parece ser que estos psicólogos ilustrados entienden que la atención a la diversidad es tan sólo el instrumento que permite "ajustar" las diferencias individuales del alumnado a un currículo único y uniforme y no al revés. O no se han enterado de nada o nos mienten. Se lo aclaramos: nos mienten, otra vez. ¿Perfil de Salida? ¡Menudo mojón! (Por cierto, si aplicásemos el listado de descriptores operativos de dicho perfil de salida de la Ed. Primaria, con 12 años, a la población adulta dejaríamos fuera a más del 70% de la misma. Y si no lo creen, entreténganse en leerlos todos seguidos. ¡Cómo no va a dejar fuera a gran parte del alumnado de Ed Primaria!).

No vamos a entrar ahora en el debate de si la Educación es una técnica o un arte, pero es evidente que ante estos infumables ejemplos de tecnocracia curricular de inspiración neocomportamental nos encantaría apostar por visiones curriculares más artísticas e innovadoras de la labor docente, aquellas que tienen en cuenta la improvisación, el azar, la vocación y la calidad humana del profesorado, el respeto a las distintas capacidades personales y contextos sociales, la libertad de cátedra o la profesionalización y emancipación del docente. Pero será para otra ocasión. En fin, menos mal que le auguramos a esta nueva reforma del currículo una corta vida visto lo deteriorado de la situación política española. Mientras siga vigente, la mayoría del profesorado sensato de la Educación Primaria pasará de las "sábanas" de descriptores operativos y criterios de evaluación -sólo operativas por si viene el inspector a supervisarlas- y seguirá con sus prácticas de siempre.

Tenemos claro que este no es el currículo que necesita la Educación Primaria. Así que les dejamos con esta emotiva charla TED de la maestra mexicana Mariela Pérez sobre "El fin de la educación en manada". Eso es. Sres. Marchesi y Coll, como dice Mariela, no queremos un currículo para manadas sino para personas. En la Ed. Primaria no debe existir un Perfil de Salida -una especie de pseudo título- sino un arcoíris de perfiles multicolores. Porque en la Educación Primaria existen chicos y chicas diversos, con ritmos de aprendizaje y necesidades diferentes, con talentos y logros distintos. Lo que se necesita es una Educación para Todos/as, señores psicólogos de pacotilla, y no un currículo realizado por In-competentes básicos.

                         
                        

miércoles, 13 de abril de 2022

¡Menos curriculum, más vitae!

"La escuela actual no responde ni a una sola necesidad de niños/jóvenes. Hay que proyectar el deseo radical de otra escuela que acepte al individuo, que tenga el norte de la salud y de la calidad de vida y, sobre todo, que no tema la variedad, el desorden y el azar. Pura utopía, se dirá. Exactamente, si algo nos reiteran hoy los jóvenes es que no les interesa la realidad que les vendemos".

(Fabricio Caivano, fundador de la revista Cuadernos de Pedagogía, 1985)

 

                    INCOMPETENCIA DE CONOCIMIENTO FÍSICO Y NATURAL                 

¡Menos curriculu, más vitae!, así titulaba un famoso artículo el fundador de la revista Cuadernos de Pedagogía en 1985. Sí, exactamente, justo los años en los que nos jugábamos los cuartos de la primera gran reforma educativa que, años más tarde, naufragó en el engendro LOGSE (1990). Por componendas políticas -y por las torpezas académicas de psicólogos metidos a ingenieros educativos- se ignoraron las propuestas nacidas de la experimentación previa de dicha reforma en los centros escolares de diferentes CCAA y se inauguró, así, la reforma ilustrada de los "papeles", que no de la educación (con Rubalcaba, Marchesi y Coll al mando en el MEC). Quedaba inaugurada en España la era de los currículos tecnocráticos tipo globo que se ha venido arrastrando hasta la actualidad. (Persistiendo en el error, el PSOE acude de nuevo, treinta años después, a los psicólogos ilustrados Álvaro Marchesi y César Coll para situarlos al frente de la reforma curricular de la LOMLOE. Para que vean lo "moderno" que es este nuevo currículo)

Llamamos currículo tipo globo al que llevamos sufriendo desde hace más de cuarenta años, esto es, un currículo, unos programas educativos que no dejan de "inflarse" reforma tras reforma llegando a configurar un todo inabarcable e imposible de aplicar en las aulas y tiempos escolares. Supone el desconocimiento físico -y didáctico- de que todo contenido ocupa tiempo y espacio y que, por tanto, incluir todas las demandas sociales y ocurrencias políticas de turno, más todas aquellas que se arrastran de los denominados currículos enciclopédicos que "disfrutamos" desde el franquismo, es un disparate que los políticos endosan al profesorado y al alumnado para que se estrellen contra un muro. Afortunadamente, muchos docentes ignoran el currículo oficial y tratan de darle algún sentido común a sus prácticas "podando" significativamente sus "prescripciones legales" y sus exigencias burocráticas. Pero no todo el monte es orégano.

Por contra, llamamos currículo minimalista al que trata de reducir al máximo -menos es más- los contenidos prescriptivos, centrándose sólo en aquellos nucleares y básicos -las competencias quizás- que deben articular la enseñanza y dejando el resto a la decisión y responsabilidad de los centros educativos y docentes. Es palmario, lo denunciamos aquí, que los denominados decretos de enseñanzas mínimas son un engaño. Nunca han sido de enseñanzas mínimas sino de máximas. Si, además, sumamos las ocurrencias que les añaden cada una de las CCAA con competencias educativas, y las "aportaciones" que incluyen también las editoriales del libro de texto, lo que resulta es un puzzle imposible de componer.

Con la LOMLOE estamos, de nuevo, ante un currículo tipo globo, unas enseñanzas mínimas que son máximas, un aumento -parecía imposible- de la burocracia docente y unas CCAA que ya han anunciado que le sumarán sus mitologías propias. Resultado: 15 currículos desiguales -Ceuta y Melilla van con el MEC- pero que comparten una misma concepción errónea, incoherente e impracticable. Y todo ello a pesar de que los voceros oficiales del MEC nos mienten diciendo que han reducido la carga enciclopédica del currículo. Mentira podría.

Quedaría por explorar -alguna vez, quizás- un currículo oficial prescrito por el MEC reducido, tan sólo, a aquellos acuerdos mínimos que puedan consensuarse con la comunidad educativa española. Un esqueleto que articule, de coherencia y fortaleza a las decisiones que, posteriormente, deban tomar centros y docentes en virtud de sus contextos reales, permitiendo -por su flexibilidad- una enseñanza personalizada, menos uniforme, más artística y humanista. Todo ello acompañado de un potente y profesionalizado -no politizado como ahora- servicio de la alta inspección que salvaguarde lo común y básico en todo el territorio español, evitando mitologías históricas, falsedades, manipulaciones y ocurrencias estúpidas que las CCAA o los centros (segundo y tercer nivel de concreción curricular) puedan incluir.

Hay que decirlo, otra vez, alto y claro ¡menos currículo y más vida! -loor y gloria a Fabricio Caivano-. Basta de mentiras, de currículos imposibles dictados por administradores y párrocos políticos, de papeleo estúpido y de frentismo partidista. Todo eso es el currículo de la LOMLOE, como antes lo fue el de la LOMCE, el de la LOE o el de la LOGSE. Y todos son mucho más parecidos de lo que sus "padres" políticos estarían dispuestos a admitir pues son el mismo perro pero con distinto collar, nada más. Lo que se necesita, más que nunca, es cambiar de concepción curricular, apostar por los consensos y la estabilidad, apostar por el mínimo acuerdo y no por el máximo desacuerdo, abandonar el partidismo en educación y apostar por la fundamentación didáctica y el individuo, en suma, revitalizar y dignificar el trabajo docente, facilitar las prácticas de aula, acabar con la burocracia inútil y abrirse a las necesidades singulares de las personas y de los contextos sociales. 

Al cabo, seguimos estando en el mismo lugar que en 1985 pero más cansados y sin ilusión. Hemos recorrido desde entonces un camino errático plagado de equivocaciones y guiados por imbéciles y, mientras no lo reconozcamos y cambiemos el paso, seguiremos dándonos de cabezazos con la realidad y condenados a la inutilidad de las leyes educativas y sus respectivos engendros curriculares. 

Así que, inasequibles al desaliento, recuperemos la utopía educativa -y la ilusión- con esta charla TED de Rosan Bosch sobre cómo hacer que los niños/as no quieran irse de la escuela. Vamos a pensar al revés por una vez. Empecemos por cambiar los espacios y acabemos con las escuelas industrias, las escuelas fábricas, las escuelas cárceles y las escuelas sanatorios. Empecemos con la vida y terminemos con el currículo. ¡Más vitae y menos curriculum!


                      

sábado, 9 de abril de 2022

El nuevo currículo: otra manipulación partidista, y van...

 

                      INCOMPETENCIA DE APRENDER A APRENDER                     

Muchas entradas -más de 40- hemos dedicado al tema curricular en este blog. Llevamos más de diez años denunciando el uso torticero y estúpido del currículo escolar como instrumento de confrontación partidista. Una desgracia que parece que no puede resolverse con los imbéciles que nos gobiernan. Perdonen el tono, algo insultante, pero no encontramos ya palabras educadas para calificarlos. Desde inicios de la transición política en 1978 se quiso acometer el problema del currículo franquista pero, en vez de optar por un currículo que fuera fruto de un amplio consenso democrático, se arrastró la esencia manipuladora, dogmática y cerrada del currículo heredado de la dictadura para sustituirlo, por turnos, por un currículo aparentemente modernizado pero que, en esencia, compartía los mismos errores de aquel: manipulación, dogmatismo e ideologización. Como en tantas otras cosas no hubo ruptura sino continuidad.

De este modo, todas las reformas curriculares -desde entonces y hasta ahora- han naufragado por ser instrumentos partidistas condenados a la inestabilidad y la inutilidad de su aplicación. Ante este paisaje desolador que se repite ley tras ley educativa, la comunidad educativa y, en especial, el profesorado -que es quien tiene la responsabilidad de su desarrollo-, se ha convertido en un convidado de piedra, sin voz ni voto, cansado ya de asistir impávido ante tanta estupidez política: cuarenta años, que de pronto son años, de reformas "ilustradas" -todo para el pueblo pero sin el pueblo- mal diseñadas, mal presupuestadas y peor implementadas. 

Pues ya ven, henos aquí que asistimos a la enésima reforma curricular impulsada por la ahora lamentable LOMLOE, un uso nuevamente sesgado y partidista de la Educación que, bien al contrario, debería ser para todos, y no sólo para unos pocos devotos. Nace así el nuevo currículo, más allá de nuestras críticas, con fecha de caducidad próxima, como todos los anteriores. Ni siquiera la ministra que lo alumbró se ha quedado para supervisar su aplicación. Y, desde luego, no lo salvará ni el apellido de la nueva -Alegría- porque en cuanto el gobierno caiga -y tiene muchas posibilidades de hacerlo en breve- caerá la LOMLOE con él. Y el día de la marmota de una nueva ley educativa sobrevolará un sistema educativo gastado, desilusionado y devaluado por tantos años de improvisaciones, cambios efímeros, ocurrencias, consignas y frivolidad políticas.

De todos modos, si bien arrastrando los pies y las ganas, dedicaremos este mes a analizar los errores y las estupideces del nuevo currículo de la LOMLOE. Manda la actualidad, a pesar de que sabemos que los centros y las aulas, en esencia, seguirán sin echarle mucha cuenta salvo en las medidas imponderables y obligadamente burocráticas. Otra pérdida de tiempo.

Terminaremos esta entrada introductoria con la presentación de dos enmiendas a la totalidad de esta nueva reforma del currículo: la primera, por no ser fruto del consenso sino de la confrontación; el currículo debe ser un acuerdo de mínimos, no sólo de la mayoría de la fuerzas políticas que puedan darle estabilidad sino, sobre todo, de la comunidad educativa (profesorado, familias y alumnado) de España que habrá de aplicarla. La segunda, por no nacer de prácticas docentes reales de aula sino de manufacturas artificiales producidas en los despachos de "personas ajenas a una obra" -la educación- a las que debería prohibirse su acceso. 

Seguiremos con análisis más detallados en próximas entradas, pero ahora les dejamos con una breve intervención de Ángel Pérez Gómez, catedrático de Didáctica de la Universidad de Málaga, sobre "la inclusión en la escuela". Una cuestión que nos alumbra, aunque sea colateralmente, el tipo de currículo que debería exigirse para que fuera real y no una simple "palabrita en el mantel" en los preámbulos de las leyes educativas.