miércoles, 15 de febrero de 2012

Treinta años de escuela aburrida: otra oportunidad perdida.

INCOMPETENCIA DE AUTONOMÍA E INICIATIVA EDUCATIVA

El tiempo borra al tiempo.
Queda sólo un gran blanco.
Pero tu nombre, ¿quién,
dime, quién va a borrarlo...?

Pedro Salinas. Razón de amor


Analizar y valorar los treinta años de gobiernos socialistas -por llamarles de alguna forma conocida, no desde luego por su significado real- por lo que han hecho en la Educación, es una tarea penosa por lo lamentable que supone comprobar la realidad educativa que tenemos por delante, a la cola de todo, y con tantas carencias y tan poco futuro ilusionante. Pero lo peor de todo no es hacer eso, lo peor es pensar lo que hubieran podido ser estos treinta años si esos gobiernos no hubieran sido el exponente más claro de lo que hoy se denomina "inteligencia fracasada".

De las ilusiones por cambiar todo, y especialmente la Educación de este país, que arreciaron en los primeros años ochenta del siglo pasado, hemos llegado después de estos treinta años... al lugar del que precisamente queríamos salir, en un bucle maldito de la historia, de la mano de torpes y mediocres políticas educativas, en manos de personas equivocadas e instituciones fracasadas. Y ahí seguimos, aún peor que en los ochenta, de donde partimos en la transición democrática. Porque además de continuar padeciendo un sistema educativo que hace aguas por todas partes, mediocre hasta lo paleto desde el punto de vista del currículo que se prescribe y aburrido hasta parecerse más a la enseñanza religiosa del s. XIX que a la que debería encarar los grandes retos del s. XXI, ahora -decíamos- ni siquiera tenemos las ilusiones y las ganas de aquellos días para que esto pueda cambiar en un futuro próximo. 

Lo peor -con todo- de los paletos gobiernos socialistas que nos han gobernado -y aún lo hacen en Andalucía- no es sólo que no hayan desarrollado una política educativa acorde con las intenciones y las ganas de aquellos años, sino que hayan acabado con las iniciativas de cambio que los llevaron al poder. Y una vez allí, ya definitivamente instalados, su proyecto educativo sólo consistió en mantenerlos en el sillón... y poco más. Reeditaron así la peor versión histórica -e histérica- del socialismo burocrático, configurando un sistema educativo triste e ineficaz, sin visión de futuro, dócil y manipulable, donde la competencia de autonomía e iniciativa personal, la creatividad, la capacidad de crítica, el esfuerzo personal y la responsabilidad, se quedaron tan sólo como texto de los preámbulos de la diarrea normativa que, en treinta años, han llegado a perpetrar de manera inmisericorde.

Y mira que tenían donde mirar, y mira que tenían de donde copiar, pero la prepotencia, la soberbia y la frivolidad son hermanas de la ignorancia, de la que se ufanan muchos cuando mandan -un rasgo típicamente español-, lo que les impide aprender de nada ni de nadie, incapaces de reconocer la importancia de lo que se traen entre manos. Y eso es lo que hemos vivido hasta ahora. ¿No creen que ya no hace falta nada más para dar por terminado este triste periodo de la política educativa andaluza?

Les dejamos a continuación con un reportaje esperanzador de Sir Ken Robinson, porque sabemos que se podían haber hecho muchas cosas interesantes en nuestro sistema educativo en estos treinta años pero, también, que todavía podemos hacerlo si logramos recuperar la confianza y la ilusión de aquellos años ochenta o de los afanes regeneracionistas de principios del s. XX. Todavía estamos a tiempo de acabar, entre todos, con una escuela aburrida y mediocre, lo que no está reñido -como dicen todavía algunos papanatas- ni con el rigor científico ni con la exigencia de esfuerzo y responsabilidad. Más bien, son un currículo torpe y mediocre y una formación inicial del profesorado mala o inexistente, los factores que generan en gran medida la desresponsabilización y la falta de esfuerzo que presentan muchos de nuestros alumnos en las escuelas e institutos. Que les aproveche.



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