viernes, 25 de octubre de 2013

Y ahora, volvamos a la realidad.

INCOMPETENCIA DE APRENDER A APRENDER

Ya han salido los voceros del régimen andalú para decir -mentir- que la "calle" ha dado razón a sus tesis. Poco han tardado para el redoble de tambores -tachán, tachán- que ya tenían preparado pasara lo que pasara. Curiosamente, los profesionales de la docencia, mucho más "jartos" de la propaganda barata y menos manipulables que estudiantes y asociaciones de padres de la cuerda, no llegaron en Andalucía al 50% de paro -según los datos ya manipulados convenientemente por la Consejería de Educación, como suele ser habitual. Pero da igual, lo cantan como un éxito porque de eso viven, del humo que llevan vendiendo décadas para salvaguardar sus sillones. Pero ahora, una vez que las banderitas fueron a las papeleras y los gritos contra el malvado Wert fueron ahogados en las posteriores cervecitas y copas, volvamos a la realidad educativa andaluza.

La realidad educativa andaluza es la de los libros de texto -del rimbombante programa de gratuidad- que ya no se pueden leer de los destrozados que están, ya que la Consejería lleva dos años sin reponerlos aunque tiene el dinero para ello, pero no lo ha librado aún -46 millones de euros nada menos. La realidad educativa andaluza es la de los ordenadores que van siendo echados a la basura, tanto portátiles como aquellos del programa TIC, porque a alguien se le ocurrió gastarse un pastón sin antes prever si podía sostener la inversión, formar a los profesores y disponer de programas educativos adecuados. La realidad educativa andaluza es la de las instalaciones que se caen de puro viejo, de las más de 300 caracolas existentes, de los recortes producidos en estos dos últimos cursos en los gastos de funcionamiento de los centros... La realidad educativa andaluza es la estupidez del Plan de Calidad, otra cara ocurrencia que no ha servido absolutamente para nada porque seguimos siendo los últimos en todos los indicadores de resultados académicos, o la del Plan Bilingüe, muriéndose por errores en su diseño y falta de recursos, y eso que solo beneficia -por azar- a un mínimo porcentaje de alumnos andaluces. 

La realidad educativa andaluza es la de un profesorado desmoralizado al que la Junta de Andalucía le volverá a quitar las pagas extras el año que viene, al que desautorizan cada vez que resuelven una reclamación sin sentido, al que dejan a merced de agresiones de todo tipo y de toda gente. Y esto es sólo una pequeña parte de la realidad educativa andaluza; y por mucho que entonen el bobo mantra de que Rajoy o Wert tienen la culpa, estos problemas se arrastran desde tiempos en lo que ni Rajoy ni Wert tenían nada que ver con el invento andalú. Pero ya saben, si se repite una y otra vez la misma mentira, siempre hay gente que acaba creyéndosela. Los docentes, incluso muchos de su propia cuerda política, saben que no es verdad. Hasta CCOO, a buenas horas mangas verdes, empieza ya a decir que los recortes y los problemas educativos tienen como responsables al gobierno andaluz y que ya está bien de mirar para otro lado. Bueno, a ver si cunde el ejemplo.

Ahora, los profesores tendrán que seguir lidiando con la tozuda realidad educativa andaluza. Mientras los políticos del bipartito seguirán tomando cafelitos en la cafetería del Parlamento o de Torretriana que son más baratos. Risitas y jajajá de ¡qué bien nos ha salido! Porque mientras sigan en sus sillones estarán protegidos de la interperie; porque ahí afuera solo salen para agitar banderitas, dar palmaditas y tomarse unas cervecitas después. ¡Pos qué bien!

Si se hubiera hecho un debate serio sobre la LOMCE, se podría haber hablado que apuesta por un currículo demasiado tradicional que vuelve a insistir sobre los contenidos instrumentales dejando de lado a las humanidades y, sobre todo, a las artes en la Educación. Pero como el debate planteado por la izquierda sobre la LOMCE ha sido de una colosal estupidez, ha sido imposible. A cambio les vamos a dejar con un vídeo de Leonardo Garnier sobre lo que él llama una "Educación Subversiva", otra forma de encarar el debate curricular. Esperamos que les anime a pensar más allá del pobre espectáculo que tenemos por delante.



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