lunes, 9 de enero de 2023

"Me dedico a engañar, más que a enseñar".

 

                INCOMPETENCIA DE CONOCIMIENTO DEL MEDIO                 

En estos tiempos que corren es difícil que alguien diga verdades como puños. Verdades asentadas en datos y compartidas por muchas personas, fácilmente comprobables. Nos hemos acostumbrado a las mentiras. De ahí que haya sido tan sorprendente el escrito -publicado en prensa- de un catedrático de la universidad de Granada en el que describe sin tapujos ni medias tintas lo que está pasando en la universidad pública desde hace años. "Me dedico a engañar, más que a enseñar", dice este profesor, y lo explica con pelos y señales. Y, además, para no ser tan sólo un agorero más, expone cuáles serían, a su juicio, las soluciones del grave problema que denuncia. Lo suscribimos todo al 99 %.

Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Y no es prudente ir camuflado eternamente por ahí, escribía Antonio Machado. O sí, porque como decía el Arcipreste de Hita, el dinero "de verdad hace mentiras y de mentiras hace verdades". Creemos que será muy difícil que la cohorte de políticos y administradores que nos gobierna sea capaz de solucionarlo. Habrá que esperar otra remesa generacional, si es que llega. El problema es muy grave y no tiene nada que ver ni con la programación ni con la robótica como decía el Sr. Sánchez en la entrada anterior, tiene raíces más profundas. La educación pública se degrada empezando por la educación infantil hasta llegar a la universidad. Y la degradan políticos -como él- que se dicen de izquierdas y que juegan -quizás sin saberlo, o sí- a propiciar el trasvase a la educación privada de todo el que puede. Un sindiós social-comunista-nacionalista, pero ya estamos acostumbrados a que las "políticas" progres acaben perjudicando justo lo que afirman defender: libertad, feminismo, educación pública, transparencia, rendición de cuentas, igualdad..., en un ejercicio de hipocresía e incompetencia notable. Hasta el gran Alessandro Baricco ha comentado recientemente "la izquierda es hoy la opción política más conservadora, dejemos que gobierne la derecha". Estos políticos adanistas de izquierdas se han convertido en los nuevos meapilas sin sotana de este país, han convertido al BOE en la hoja parroquial de su feligresía, se creen los nuevos dueños de las "tablas de la ley" que tratan de imponer, bajo pena de excomunión, a todos los mortales, concuerden o no con sus delirios totalitarios. Han perdido el norte, y lo peor, han perdido hasta el sentido del humor.

En fin, a lo que vamos, este profesor de universidad se ha limitado a describir en su alegato el perfil del alumnado que tiene hoy delante -perfil de salida diría la LOMLOE-: uso de un vocabulario muy básico, incapacidad de hacer un trabajo personal -salvo copiándolo de internet-, absentista, anestesiado por las redes sociales, incapacidad de fijar la atención en lo prioritario, indolencia y apatía, falta de educación o urbanidad, expresión escrita y oral muy limitadas, falta de resiliencia, incapacidad de trabajar en grupo, falta de interés, falta de proyecto vital realista, bajo umbral de frustración y un largo etcétera. Todo ello se ha larvado en la enseñanza no universitaria y en la propia sociedad: medios de comunicación, familias, amigos... Y para no hacerlos infelices, y para cumplir los objetivos del contrato-programa que tiene el departamento universitario, se les hace varios exámenes a lo largo del cuatrimestre, se les baja los niveles de exigencia y se les conceden convocatorias de gracia hasta que aprueban y se creen que han aprendido algo. Y todos contribuimos a este gran fraude, a este gran engaño educativo que todos pagaremos más tarde al no disponer de buenos profesionales, ni de intelectuales, ni de personas capaces, creativas ni críticas.

Esta es la verdad, lo demás son las tonterías que pregonan nuestros políticos cada día a su feligresía para mantenerse en el poder. ¿Qué hacer ante este grave conjunto de problemas? El propio profesor enumera unas pocas soluciones: acabar con el igualitarismo, no todos somos iguales, ni tenemos las mismas capacidades, ni invertimos los mismos esfuerzos, por eso el sistema educativo debe ser más diversificado; el profesorado debe recuperar su autonomía y su autoridad profesional perdidas para configurar su currículo y su enseñanza; eliminar cualquier gadget tecnológico de la enseñanza -incluidos los ordenadores personales-, las TIC en edades tempranas sólo sirven para distraer, no para pensar ni aprender; huir de nacionalismos y de populismos en la educación y en la sociedad, aprender a valorar lo que te rodea, a fomentar la curiosidad, conocer otras culturas, otros idiomas, otras lecturas; incentivar el esfuerzo, la colaboración y la competición para seguir creciendo social y personalmente; y, finalmente, flexibilizar las "pasarelas" universitarias para cambiar de titulación sin penalizar al estudiante en sus primeros años.

¿Quién le pone el cascabel al gato? Los impresentables que nos gobiernan desde luego que no, incluso sectores universitarios que están muy cómodos en sus privilegios tampoco. Pero ese es el camino. Si no, la propia sociedad, el propio mercado, hará la selección más adelante y sin cortapisas. Se pondrán las botas las opciones privadas y le echarán la culpa a la derecha -cómo no-, se subempleará a muchos titulados universitarios y se culpará a los empresarios -cómo no-. Pero la responsabilidad y la culpa estarán en otra parte. Vds. saben bien dónde. Al igual que los bosques hay que cuidarlos en invierno para que no haya incendios catastróficos en verano, a la educación universitaria hay que cuidarla desde la educación infantil y primaria para que no se hunda. Y estamos a punto de hacerlo. 

Y si no, vean el siguiente vídeo de José Mota en el que un titulado universitario busca empleo después de quince años en paro. Dígannos si no es premonitorio de todo esto.


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