viernes, 11 de noviembre de 2011

Las próximas elecciones: como un dolor de muelas.

INCOMPETENCIA DE AUTONOMÍA E INICIATIVA


Si todo lo que se les ocurre a los líderes de los dos grandes partidos de este país sobre el problema educativo, es lo que ofrecieron en el pasado debate televisado a bombo y platillo, ¡arreglados estamos! A este paso, deberían incluir estos debates electorales en el horario infantil, sí, ese que hay a partir de las siete y media de la mañana los sábados y domingos, dedicado a los nenes que se levantan pronto mientras dejan a sus padres descansar... o lo que sea. Porque su nivel de profundidad estaba tan sólo un poco más abajo que el de Barrio Sésamo.

Si de todo lo demás saben lo mismo que de Educación, dios mío, ¿en manos de quién estamos? Pero ¿cómo podemos sorprendernos? Lo sorprendente sería lo contrario, que estuviéramos en manos de gente que sabe lo que hace -y lo que debe hacerse en una situación crítica donde todo parece derrumbarse a nuestro alrededor. La explicación de cómo hemos llegado a esta degradada situación política no es otra que la selección negativa, que como sistema de promoción, se ha generalizado en las estructuras de los partidos políticos de todo color, convirtiéndose en un verdadero cáncer para la ciudadanía -y como un mal insidioso da la cara cuando más se necesita la salud. Gracias a esta selección negativa, dentro de los partidos sólo llegan arriba los ni-nis (ni trabajo, ni estudios), los parientes, los mediocres y los corruptos, porque dicha selección no se realiza por criterios de mérito y capacidad sino justo por sus contravalores: ignorancia, frivolidad, incompetencia, nepotismo o pura inmoralidad.

Mientras que una empresa privada no podría subsistir con personas incapaces -aunque sí inmorales-, los partidos políticos actuales se nutren de ambas para mantener la obediencia debida y la disciplina interna. No nombres a quién tenga ideas y sepa defenderlas -no durará mucho tiempo en el cargo-, no nombres a quién esté libre de corruptelas, conviene que esté pringado por si en algún momento tenemos que prescindir de él o conseguir metas inconfesables, no nombres a alguien más competente que tú, te hará sombra y te eliminará. Estas parecen ser las consignas de esta selección negativa, donde sólo los arribistas, los que no poseen otro trabajo fuera de la política o los que desean lucrarse y manejar influencias a su antojo, tienen un horizonte de promoción política y éxito dentro de su partido. Los principales culpables: los propios partidos políticos incapaces de recuperar los valores de prestigio, independencia y mérito. Y también, en buena parte, una ciudadanía que tolera estos repetidos desmanes y esta insufrible mediocridad con la insensata resignación de padecer una maldición demoníaca.

Por todo ello, las próximas elecciones se aproximan mucho a un dolor de muelas, inaguantable, cuyo remedio pasa -para más inri- por ir a un dentista que nos haga aún más daño, y además sin anestesia local siquiera. Para que el tiempo en la sala de espera de este dentista electoral se haga más corto y puedan reirse un rato, ahí les dejamos con los geniales Tricicle. Cuando escuchamos hablar de Educación a nuestros ínclitos líderes mayoritarios se asemejan bastante al chirriante sonido del instrumental del dentista horadando inmisericorde la dentatura del paciente. Perdonen la grosería, pero esta gente lo que verdaderamente se merece es una pedorreta infinita de aquí al 20N. Empecemos ahora ¡pppprrrrrrrrrffffffffffffffffffff....!!!





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