martes, 5 de febrero de 2013

Artes, moral y regeneracionismo.

INCOMPETENCIA CULTURAL Y ARTÍSTICA

Los bueyes doblan la frente
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan.

Miguel Hernández. Vientos del pueblo. Viento del pueblo.

Mientras aquí seguimos nadando en el fango más pegajoso de la corrupción, la vida continúa. Y siguen existiendo todas las cosas maravillosas que la hacen apasionante: amores, inventos, amigos, arte... Mientras, los mediocres aún creen que esto se resuelve con más leyes y con más horas de lengua y matemáticas -ya ven para qué nos sirven la lengua y las matemáticas en un país donde los medios de comunicación hace años que faltan al rigor y a la verdad y donde las matemáticas no impiden el robo ni la corrupción-. 

Hacen falta cosas más importantes, la que nos salvan de la angustia y la desesperación. Si el lenguaje se creó para engañar mejor a otros, y si las matemáticas evolucionan en la medida que son instrumento de la rapiña, la música, la poesía, el cine, la danza, la pintura... las artes, en general, son fruto de la búsqueda de la belleza y de la armonía. Un lenguaje universal que, si bien pueden ser trágicamente manipulados también en beneficio de causas oscuras, hoy se convierten en un remanso de paz y de esperanza. A su vez, la filosofía, la moral, la ética, nos hacen las preguntas esenciales que dan sentido a nuestro fugaz paso por este mundo.

Sin embargo, ninguna ley educativa hasta el momento ha valorado la importancia de un currículo de las artes, ni de la filosofía moral, que vaya más allá de su ridícula presencia testimonial como "marías" en el "calvario" de las asignaturas escolares. La ceguera española acerca de la importancia de la creatividad, de la búsqueda de lo hermoso, de lo bueno, es consustancial a las distintas disposiciones legales publicadas sobre educación desde el s. XIX. ¿No habrá nadie que lo remedie? 

Hace falta un nuevo regeneracionismo intelectual, un rearme moral, porque lo que está sucediendo en este país, y en todo el mundo post-moderno que nos rodea, es una grave pérdida de los valores modernos que hasta ahora han venido sosteniendo nuestra civilización: justicia, derechos universales, educación, solidaridad y propósito de bienestar para todos los pueblos. Contra la inquisición y el populismo, contra la ignorancia y la bajeza moral, no hay mejor remedio que la educación y el pensamiento, como ya sucedió a principios del s. XX. Nunca es tarde, si con eso evitamos el abismo y la estupidez.

Para que se animen -nunca mejor dicho-, ahí va otro maravilloso corto de animación, candidato al Oscar este año. Como verán, a pesar de todo, merece la pena creer en la vida y en las personas. Que disfruten.

2 comentarios:

  1. Popularmente, se entiende por “Marías” aquellas asignaturas cuya superación no ofrece ninguna dificultad, es decir, aquellas que son fáciles de aprobar; léase Educación Física, Educación Plástica o Música. Son adornos del currículo, para sugerir que se persigue una educación integral, pero pocos padres se preocupan si sus hijos tienen en ellas algún problema, ya que carecen de proyección de futuro: no cuentan para la Selectividad, en la mayoría de los trabajos te piden que sepas inglés y en muy pocos que dibujes bien, a nadie le importa cómo corres o respiras pero sí lo rápido o lo bien que calculas, etcétera.

    Esto establece una distinción implícita entre asignaturas de primera y asignaturas de segunda o tercera categoría que, de alguna manera, también alcanza a sus profesores. Con lo que puede darse el caso de que algunos no se sientan lo suficientemente valorados, lo que les mueve a imitar o imponer determinados comportamientos que demuestren que sus materias requieren el mismo rigor y el mismo esfuerzo que las otras. Es decir, introducen exámenes y clases teóricas innecesarias, abruman a sus alumnos con deberes, son excesivamente estrictos en su corrección y otras prácticas sobradamente conocidas.

    Sin embargo, lejos de sentirse víctimas, todos ellos deberían sentirse agradecidos, porque son unos privilegiados, ya que tienen muchas más opciones de desarrollar una verdadera pedagogía, no condicionada por el utilitarismo y las expectativas de éxito. Tienen la posibilidad de llevar a cabo lo que podríamos llamar una pedagogía aventurera, asentada en el gozo de encaminar el aprendizaje allá donde nos lleve.
    http://www.otraspoliticas.com/educacion/el-privilegio-de-impartir-una-maria

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  2. Precisamente el aprender como aventura personal o colectiva, constituye una de las pérdidas más sonoras en el actual desierto pedagógico que vivimos diariamente en las escuelas e institutos de nuestro país. Sujetos a un estúpido utilitarismo mediocre que sólo alcanza a ver aquello de lo que cree poder obtener rendimiento a corto plazo, -ay los mercados- perdemos la verdadera dimensión humana de la Educación, hoy convertida en consignas políticas o estados de cuenta, no sabemos qué es peor. Mientras, nuestros jóvenes se pierden en la cultura basura y en el desconocimiento de lo más valioso que la humanidad ha venido acumulando en todos estos años. ¡Qué pena!

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