viernes, 1 de febrero de 2013

¿Qué hacemos con un país podrido? (II)

INCOMPETENCIA DE APRENDER A APRENDER

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Miguel Hernández. Vientos del pueblo me llevan. Viento del pueblo.

El mes pasado, titulábamos una entrada de este blog "¿Qué hacemos con un país podrido?" para hacernos eco, entonces, de la que estaba cayendo. Pero sigue lloviendo a cántaros. Este desgraciado país cainita, que tan bien reflejó Goya en su obra "Duelo a garrotazos", es capaz de destruir en cinco meses lo que hemos construido entre todos, con muchísimo esfuerzo, en treinta y cinco años. Volvemos a la España negra de Goya, -nunca la hemos dejado del todo, por lo que se ve- de las luchas intestinas, del gusto por remover la mierda, del ensalzamiento de la envidia y de los demonios de la autodestrucción. Una costumbre tan española, esta sí, que no diferencia a catalanes de madrileños, a castellanos de andaluces. ¡Mira por donde, hay algo que claramente nos une a todos!

Y tras la catarsis el esperpento. De nuevo, próxima la Cuaresma, preparando los carnavales por casi todo el país, nos regocijamos en la destrucción del otro y en la propia destrucción, aunque se lo lleve todo por delante. Tras los autos de fe inquisitoriales y la quema de brujas -que se celebran cada día en unos medios de comunicación que son hoy como la plaza pública del pueblo-, el esperpento no tardará en salir. Ya decíamos el mes pasado que, en estos momentos, se está forjando en la oscuridad el más zafio populismo. De derechas o de izquierdas -da igual-, porque el populismo puede revestirse de cualquier color a conveniencia con el fin de esconder su esencia trincona y aprovechada.

Qué más da que sea del tipo que pregona el iluminado Sánchez Gordillo -en las vacaciones, especie de cheguevara cutre asaltasupermercados- o del tipo que esgrime un trincón ya condenado como Mario Conde -en los tiempos libres, tertuliano pontifical venido a menos-. Ya sufrimos hace años al patético Gil y miren cómo dejó lo poco que pudo tocar entonces, que todavía andan por ahí personajes como Julián Muñoz y sus "mujeres" dando cuenta de sus fechorías a la justicia.

Es lo que tiene la selección negativa que hacen los partidos políticos, todos, de sus cuadros. Es el caldo de cultivo idóneo para la elevación del más mediocre, del más sinvergüenza, en cuanto que empieza a trincar y repartir. Eso sí, después de quedarse él mismo con la parte del león. Ahora se rasgan las vestiduras y dicen que van a empezar a organizar una especie de "asuntos internos" para controlar la corrupción desde dentro. Pero, ¿es posible que los mismos que han tolerado por acción o por omisión estos desmanes, se reconviertan en defensores de la honestidad y la excelencia que exige el ejercicio de la política? 

En la historia reciente, que recordemos, sólo ha existido un político con capacidad para reinventarse a sí mismo y ese fue Adolfo Suárez...; pero se lo cargaron entre todos, los suyos y los de enfrente. Ahora lo echan de menos. Sólo la peligrosa catarsis del golpe de estado del 23F nos vacunó, por chapucero, del duelo a garrotazos durante todos estos años. Hasta ahora. ¿Aprenderemos alguna vez de la dramática historia de España? ¿Seremos capaces de no repetirla como esperpento? ¿Aprenderemos de escritores como Chaves Nogales a evitar la tragedia española?

Pero bueno, no todo es mierda ni tristeza en este país. Ahí les dejamos con la chirigota "Los Especialistas", que en la fase clasificatoria de este Carnaval de Cádiz de 2013, han puesto el listón mu arto. No se pierdan el segundo pasodoble dedicado de manera preciosa a los enfermos de Alzheimer, ni el primer cuplé dedicado a la Merkel. El estribillo de ambos, además, es... bueno, oíganlo a ver qué les parece.



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