"...quiero decir que dejes las palabras gastadas, bien lavadas, en el fondo quebrado de tu alma, y que, si pueden, canten".
(El vaso quebrado. Francisco Brines. Antología poética. Alianza Ed. 2020)
INCOMPETENCIA DE RAZONAMIENTO MATEMÁTICO
Se suele achacar el fracaso de la LOGSE de 1990 a un currículo menos exigente, a su mala financiación o a su desastrosa implantación. Pero se ha hablado -y escrito- bastante menos acerca del fiasco estructural que supuso su diseño. Y sorprende porque, curiosamente, ese fracaso se podía haber vaticinado desde antes de su promulgación, hace ya más de treinta años. Decimos esto, no porque queramos resucitar ahora viejos debates sino porque gran parte de lo que ocurre hoy en el sistema educativo español es consecuencia de un diseño fallido, hecho por incompetentes sobre un papel, que jugaron a experimentar con la educación y el futuro de este país.
Al haber nacido la LOGSE como una ley sectaria partidista -como todas las leyes educativas que, por desgracia, vinieron después- sin consenso alguno entre las principales fuerzas políticas, su debate se vio mediatizado por argumentarios en vez de por argumentos razonados basados en el conocimiento y la experiencia. Como tantas otras cosas, los políticos del PSOE de entonces se pasaron por el "forro" cualesquiera indicación que fuera en contra de sus "iluminadas" posiciones. Una de ellas, entre otras tantas, fue la relativa a la pésima y mal pensada nueva estructura de etapas educativas que la LOGSE instauró suprimiendo la anterior conformada por Preescolar-EGB-BUP.
Mucho se puede hablar del tema -por ejemplo, de la lamentable estructura en tres ciclos de la Ed. Primaria, a modo de una EGB miniaturizada, o de la jaula de grillos que supuso una ESO comprensiva de cuatro cursos- pero ahora nos vamos a centrar en la configuración de un Bachillerato LOGSE de solo 2 CURSOS de duración y cuatro modalidades de opción. Se pasó así de una enseñanza superior compuesta por un BUP+COU de CUATRO CURSOS con limitada opcionalidad -solo dos grandes opciones de ciencias o letras- a una etapa reducida a la MITAD -solo dos cursos- que, en la práctica, ha convertido al primero de ellos en una especie de "selectivo" (como media, entre un 20 a 25% del alumnado de 1º no pasa a 2º, y un tercio abandona la etapa después de cursar 1º) y al segundo y último curso en una especie de COU devaluado cuyo único fin es preparar la selectividad. De este modo, el Bachillerato perdió entidad como enseñanza superior, desdibujó su naturaleza y la esencia de una etapa que quedó convertida tan solo en un rápido canal de tránsito hacia el abandono, la universidad o la FP. (Dejamos para otra ocasión, además, el abultado porcentaje de fracaso escolar, abandono y repetición que sufre el alumnado en esta etapa educativa).
Estúpidamente, este Bachillerato post-obligatorio LOGSE se implantó en nuestro país careciendo de referente alguno con respecto a los sistemas educativos europeos -Francia, Alemania, Reino Unido...-. Otra "brillante ocurrencia" de nuestros políticos socialistas que apostaron más por el "café para todos" que por la "excelencia" que debiera presidir una etapa de enseñanza superior post-obligatoria.
Ahora, un nuevo parcheo de este Bachillerato se nos anuncia en la aplicación para este curso de la Ley Celaá, la LOMLOE, con el aumento de más modalidades y más opciones que no resuelven, sino que agravan y complican, el error de su diseño inicial reducido a dos cursos académicos. Y hay que recordar, que esta decisión errónea se tomó en 1990 a pesar de que durante la experimentación de la Reforma LOGSE, fueron muchas las voces que abogaron por una ESO organizada en TRES CURSOS y un Bachillerato de TRES CURSOS también, que mantuviera, así, la entidad de la enseñanza superior post-obligatoria. El supuesto "problema" que entonces se esgrimió para negar esta estructura (3+3) en vez de la (4+2) -que finalmente se adoptó- fue qué hacer con el alumnado que terminase la ESO con 15 años, uno menos de la escolarización obligatoria hasta los 16. Un "problema" que podría haberse solucionado fácilmente en la práctica -como se hace en otros países- obligando a continuar estudios, al menos un año más, bien en el Bachillerato, bien en la FP, a aquellos alumnos que nunca hubieran repetido anteriormente -de ahí sus 15 años-, lo que constituía, de por sí, un problema residual que se "solucionó" perjudicando a todo el mundo.
En fin, la LOGSE implantó una estructura de la enseñanza secundaria que, al poco, se demostró como el gran fiasco que se veía venir desde sus inicios y que, ninguna ley educativa posterior siquiera propuso corregir. Siempre enredados, rojos y azules, galgos y podencos, en estúpidos debates -ciudadanía, religión, horarios, asignaturas, modalidades..- en vez de proponer seriamente resolver los verdaderos problemas que tiene nuestro sistema educativo. Uno de ellos: el diseño fallido de la estructura de la enseñanza secundaria, tanto la obligatoria -ESO- como la post-obligatoria - Bachillerato y FP de Grado Superior-.
Ocho leyes educativas, ocho, llevan parcheando un sistema educativo que nació ya tarado y que mantiene porcentajes intolerables de fracaso y abandono escolar. Lo que se necesita, desde luego, no son más parches, cataplasmas u ocurrencias, sino, a la vista de los años transcurridos y los fracasos obtenidos, reconocer que no ha funcionado y replantear el diseño inicial contando con las aportaciones, no solo de los militantes de cada partido, sino de toda la sociedad civil y profesional relacionada o preocupada por la Educación. Mientras esto no ocurra, mientras no haya un replanteamiento serio y consensuado de la estructura de nuestro sistema educativo estaremos intentando tan solo resucitar a un muerto, como ocurre en el siguiente sketch de José Mota. Humor negro es lo único que nos queda. ¡Qué le vamos a hacer!
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