miércoles, 29 de septiembre de 2021

Pero, ¿qué es la orientación educativa?

Rescatamos partes de una entrada de este blog de hace DIEZ años, nada menos que de septiembre de 2011, para que vean lo poco que se avanza en este país en materia de Educación u Orientación. Sin duda, los que defendemos una nueva forma de encarar los procesos, las políticas y las actuaciones educativas, estamos abocados al naufragio y a la melancolía permanentes. Una pena. Pero en esta entrada se volvían a recordar los preceptos básicos que deben guiar a la orientación educativa desde una perspectiva innovadora y comprometida con la mejora de las comunidades escolares allá donde se inserta.  


INCOMPETENCIA DE CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD


A mediados de los años setenta del siglo pasado, en plena transición política, circulaba un chiste algo surrealista entre los alumnos de COU que aún recibíamos clase de Formación del Espíritu Nacional, a cargo de un profesor falangista de última hora, que decía: "Cincuenta mil falangistas iban por el desierto cantando, ¡Joooosé Antoooonio, nuestra Luz y Guíaaaaaaaa!". El gracioso entonces se tomaba un pequeño respiro y esperaba que alguien de la concurrencia le apremiara con la conclusión, "bueno..., ¿y qué?, ¿qué pasó?". "¡Que se perdieron!", sentenciaba divertido el del chiste mientras todos nos reíamos a carcajadas. Al profesor desde luego no le hacía maldita la gracia. En estos tiempos que corren, podríamos sustituir oportunamente falangistas por socialistas y José Antonio por Zapatero y seguiria cobrando sentido el chiste; o, si lo prefieren, falangistas por populares y José Antonio por José María, pero seguro, que aún así y en ambos casos, el chiste pierde algo de la gracia que tenía entonces cuando aún existía la clase de FEN. 

Y es que la naturaleza de la política y de los partidos de hoy tienen todavía mucho que ver con aquella Formación del Espíritu Nacional tardofranquista. De ahí que, por ejemplo, en vez de hacer autocrítica de lo mucho errado, los socialistas prefieran entregarse a un nuevo líder, ya talludito y de dudosa credibilidad como Rubalcaba, para que los guíe por la travesía del desierto que se les avecina, -en vez de confiar en el trabajo honrado, las ideas y el ejemplo de su gente de base -si es que no es ya demasiado tarde para eso-. Y lo mismo podríamos decir, y bien que lo pagaron caro, respecto de la bobalicona sumisión de los populares a un insigne dirigente tan poco acreditado como Aznar. Lejos de escarmentar, cual rebaño desorientado ansían que otro perro pastor les guíe, a ver si hay más suerte esta vez, y no se encaminan al matadero. (Nota de 2021: Lejos estábamos entonces de saber que la deriva venidera sería aún peor con el Sr. Sánchez y el Sr. Casado ocupando sus poltronas. Y no digamos del Sr. Iglesias. Como se ve, todo puede ser peor de lo que imaginamos)

Decimos esto, no sólo porque a todas luces los "líderes" políticos están hoy en horas bajas en todos los continentes, (Y eso que aún no conocíamos al Sr. Trump) sino porque ni siquiera hoy orientar o guiar debe basarse ciegamente en la consigna de un líder o en la receta de un experto orientador, sino por el contrario, en ayudar -a cada persona o a cada grupo social- en la búsqueda autónoma del propio camino, la construcción del propio destino. Y aquí es donde viene la desorientación que sufrimos en tantos aspectos, también en el de la orientación educativa, curiosamente. La gente sigue buscando líderes, gurús y recetas mágicas que les resuelva cómodamente eso tan penoso y costoso que es trabajar, pensar y decidir por uno mismo. Y eso, a los fabricantes de líderes les va que ni pintado.
 
Orientar es hoy, sin duda, una profesión difícil si se entiende como se debe. Quizás por eso la Consejería de Educación de Andalucía, defraudada porque quiso ver en los orientadores de antaño una especie de "vendedores" del humo de la LOGSE -algunos incluso se lo creyeron- y de su política errática, ahora trata de relegarlos a ser meros acólitos del equipo directivo de turno, de acuerdo a lo que establece el nefasto Decreto 327/2010 -que establece el Reglamento Orgánico de los institutos-, (que, por cierto, no mejoraron los siguientes) porque empiezan a resultar incómodos testigos de los caprichos y ocurrencias que se perpetran cada día en la política educativa andaluza y en algunos centros. Si fueron mal vistos entonces por buena parte del profesorado, en la actualidad muchos centros -aquellos que han tenido la suerte de disponer de buenos profesionales de la orientación, que esa es otra-, valoran como imprescindible su labor, aún a pesar de su tardía introducción en nuestro país -los primeros orientadores educativos en Europa y EEUU aparecen en los años treinta del s. XX y hoy constituyen una profesión necesaria, consolidada y respetada en el mundo occidental.

Fin de la cita.

Considerar la orientación educativa como una actividad profesional de ayuda personal y social claramente emancipadora y comunitaria, esto es, comprometida con la consecución de la autonomía moral e intelectual de los sujetos y la mejora de las comunidades educativas allá donde desarrolla su labor, la aleja de visiones simplonas como la solucionadora de problemas, la realizadora de juegos de magia psicopedagógica, la sofocadora de incendios o la vendedora de productos manufacturados por la consejería de turno. Ayudar en el proceso de toma de decisiones complejas -personales, vocacionales, sociales...-, ayudar en el conocimiento de uno mismo, ayudar en los proyectos de vida de las personas, ayudar en los procesos de aprendizaje, ayudar en la educación familiar, etc., son campos de actuación de la orientación educativa que se aleja de las torpes consignas que se le suelen endosar. Es cierto que el personal ajeno y desinformado demanda frecuentemente respuestas rápidas y simples pero, precisamente, es también misión de la orientación educativa educar, guiar esa demanda inicial con el fin de favorecer a medio y largo plazo un compromiso activo en la mejora de las situaciones personales y sociales que afectan a los centros escolares. 
 
El profesional de la orientación no es un héroe solitario, su misión es siempre colaborativa y cooperativa. Su éxito depende del éxito de los demás. Sus metas sólo se consiguen entre todos los participanres del hecho educativo. No es, pues, la orienración educativa tarea fácil ni rápida, qué duda cabe. Pero ante problemas complejos como los que aquejan hoy a las sociedades occidentales no bastan respuestas simplonas como las que suele pedir el público, a no ser que se le mienta, como acostumbra hacer la desvergonzada clase política que nos (des)gobierna. Y es que, con la orientación educativa bien entendida pasa como con la portera testigo de Jehová de la película de Almodóvar, cuando la maravillosa Chus Lampreave dice aquello de "ya me gustaría a mi mentir, pero eso es lo malo de las testigas, que no podemos...". Pues eso debe pasar con los profesionales de la orientación educativa, que no podemos mentir. Ahí les dejamos con ella.
 


                        

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