INCOMPETENCIAS BÁSICAS REUNIDAS
Hora es de ser feliz
y habrá que serlo
o no serlo ya nunca.
No se me oculta no,
que es la felicidad la que no espera.
Dulce María Loynaz. La novia de Lázaro, III. Poemas Naúfragos.
El panorama electoral en Andalucía no está pa tirar cohetes, es verdad. De Educación no han dicho nada, solo vaguedades, así que el debate ha brillado por su ausencia. No sabemos nada de lo que harían con la educación andaluza los que vinieran, pero sí sabemos lo que han hecho -y lo que no- los que llevan treinta años mareando perdices. Así que la mayoría de los votantes iremos a los colegios electorales con la nariz tapada y con cara de asco. Pero da aún más asco una campaña electoral -de los partidos que salen en los medios de comunicación, porque hay otros que ni aparecen- llena de medias verdades, mentiras, corrupción y vergüenza ajena. Dan grima los que ahora se quitan la corbata y se convierten en campechanos de pega y también los que ahora frecuentan los barrios y dan la mano a los mayores, como antes frecuentaban los festines de marisco y compraban relojes de oro.
Y todos aman a Andalucía, sobre todo estos que llevan treinta años de mamandurria a cuenta del contribuyente. ¡No la van a querer con la cantidad de privilegios y mangazos que han acumulado en todo este tiempo! Pero obras son amores y no buenas razones, y las malas obras les delatan. Ese amor tan aireado en estos días no se corresponde con las tropelías y torpezas que han venido haciendo en esta tierra y, especialmente, con la Educación de los andaluces.
Y todos aman a Andalucía, sobre todo estos que llevan treinta años de mamandurria a cuenta del contribuyente. ¡No la van a querer con la cantidad de privilegios y mangazos que han acumulado en todo este tiempo! Pero obras son amores y no buenas razones, y las malas obras les delatan. Ese amor tan aireado en estos días no se corresponde con las tropelías y torpezas que han venido haciendo en esta tierra y, especialmente, con la Educación de los andaluces.
Por eso, el miedo -pánico diríamos- no es que el poder cambie de manos el día 25 y pueda entrar el PP -no se ven otras posibilidades de cambio real-; el verdadero desastre andaluz sería que estos menguados socialistas de última hora pudieran mantenerse otros cuatro años en el gobierno, solos o con la ayuda de otros. En este sentido, Izquierda Unida debería pensarse seriamente -aunque tememos que no lo hará para su desgracia- el apoyar a estos pringados por su incompetencia manifiesta y su ceguera -como poco- ante la inmensa corrupción que les pasaba por delante sin darse cuenta al parecer: tontos o sinvergüenzas, o ambas cosas. Mantener el cortijo con sus votos, muchos de ellos prestados del propio PSÉ por la incapacidad moral de muchos de sus votantes de seguir votándoles con la que está cayendo, constituiría un gran error que les puede pasar factura en las urnas o después de ellas, como se ha visto claramente en los casos del ayuntamiento de Sevilla o del tripartito catalán, donde el fracaso político y ético del PSÉ ha hundido también a la propia IU contaminándola de los variados escándalos y mangazos perpetrados por doquier, mercasevillas e impresentables mariscadas obreras incluidas, a costa del erario público.
Desde luego la Educación en Andalucía no se merece a estos incompetentes básicos y necesita antes que nada que se vayan con viento fresco y con los bolsillos vacíos. Luego, habrá que esperar que los que vengan sean capaces de poner orden y sentido común en esta ruina heredada sin renunciar a los preceptos básicos del estado del bienestar basado en los pilares esenciales de la Educación, la Sanidad y la Justicia. Pero incluso imaginando el peor escenario neoliberal, del peor PP posible -cosa que está por ver, por cierto-, al menos nos libraríamos de esta cohorte actual de tontos y/o sinvergüenzas para, si llega el caso, volver a dar la batalla a los que quisiesen hurtar al pueblo andaluz las conquistas sociales realizadas en todo el país.
Sufrir otros cuatro años esta ruina moral y política que venimos arrastrando hace tiempo sería demoledora para las esperanzas sociales, económicas y educativas de esta tierra andaluza, tan vapuleada por propios y extraños. En ningún caso nos merecemos la desesperanza y la sensación de impotencia que dejaría el sostenimiento del PSÉ en el poder. En tal caso, sólo quedaría irse o hacerse portugués o dedicarse a la horticultura, para olvidarse temporalmente de ser andaluz y negarse a tomar parte en ese fracaso colectivo irremediable. Pero para reírnos un poco de los políticos, ya que ellos lo hacen de nosotros todas las legislaturas, ahí va una selección hilarante de sus disparates. Que disfruten y reflexionen sobre lo que van a votar el día 25, si son andaluces.
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