viernes, 28 de febrero de 2014

¿Qué hay que celebrar hoy?

INCOMPETENCIA DE AUTONOMÍA E INICIATIVA

A los que vivimos la transición democrática, jóvenes entonces, finales de los años 70 y primeros de los 80, y asistimos emocionados al reconocimiento de Andalucía como autonomía con plenas competencias políticas y educativas, a la constitución de los primeros gobiernos de la Junta, y compartimos con tantos la ilusión de reformas y de regeneración política y moral de una tierra maltratada durante la dictadura por un régimen infame y caciquil, nadie nos hubiera podido convencer entonces, nosotros jóvenes, de en qué se iban a convertir con el transcurso del tiempo todas aquellas ilusiones, en poco más de treinta años: solo lágrimas en la lluvia.

Hoy, otro 28 de febrero más, seguimos instalados, cada vez más conscientemente, en otro "régimen", ahora no dictatorial, menos mal, pero con los mismos tintes infames y caciquiles de antaño. No era esto lo que imaginábamos entonces: la mediocridad elevada a los altares de la política como valor predominante, la codicia y la corrupción instalada en los propios gobiernos andaluces, la ciudadanía convertida en "clientela", sus derechos convertidos en "regalos del poder", donde todo se vende y todo se compra al mejor postor, a la cola de España y de Europa, la pandereta y la copla como maldita imagen permanente en la televisión pública, el periodismo comprado y convertido en opinión y línea editorial, la sociedad civil desarticulada, los sindicatos más verticales que nunca, la tierra del paro, de la subvención, de la mala educación, de la incultura, de la mano de obra barata, siempre dependiendo de Madrid -y ahora también de Europa- como antes se dependía del señorito en la plaza del pueblo... ¿Qué hay que celebrar hoy?

Nada. ¿Estamos acaso en el mejor mundo de los posibles? ¿En la mejor Andalucía posible desde aquellos tiempos? ¿Esto es todo lo que han podido hacer los gobiernos socialistas en treinta años? ¿Esto es lo que nos merecemos, lo que se merece el pueblo andaluz? Pues si es así, es una pena. Se han traicionado los ideales, las ganas, las manifestaciones, los sinsabores, los esfuerzos, el capital humano de miles de andaluces que luchaban entonces por una Andalucía y por la construcción de una autonomía soñada, que, desde luego, no se parece en nada a la de hoy.

No era esto, no era esto... ¡ni por asomo! Ni Susana ni Juanma ni Valderas ni Rojas Marcos. Ni PSOE, ni PP, ni IU, ni PA han estado nunca a la altura de miras que exigían, aunque solo fuera por vergüenza ajena, aquellas miles de voces que pedían un cambio, una oportunidad histórica para nuestra Tierra. Todo lo demás son palabras vacías, excusas, componendas, complacencias, trapacerías, mentiras y traiciones. Hoy, definitivamente, aunque seamos aguafiestas, no hay nada que celebrar en Andalucía.

Así que, para este día no hay nada mejor que escuchar, otra vez, los momentos finales de una película mítica "Blade Runner": el maravilloso monólogo de Roy, el replicante protagonista, antes de morir. Un canto a lo maravilloso de la vida, a la experiencia personal, a la trascendencia. Que lo disfruten, y perdonen que no les pongamos hoy el consabido himno de Blas Infante. Pobre, ¡si viera en qué han convertido su lucha y el sacrificio de su muerte! Pero, ya saben, "cuando la fiesta nacional, yo me quedo en la cama igual...". Pues eso.




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