jueves, 20 de enero de 2022

Oposiciones: ha salido la letra V de...

 

                  INCOMPETENCIA DE COMUNICACIÓN LINGÜÍSTICA               

El pasado 13 de enero salió la letrita -¿qué letrita es?- que dirimirá desempates y turnos de exposición en las oposiciones docentes que se celebren en Andalucía en el presente año 2022. Ha sido la letra V

La letra V de..., de vapuleados. Sí, ese suele ser el estado habitual de los opositores docentes, vapuleados por una normativa obsoleta -aún siguen en vigor los temarios de la LOGSE de 1990, bochornoso-, por un sistema de selección infame -no favorece a los mejores docentes- y por la incertidumbre permanente de que se convoquen o no las oposiciones cada año. Pregúntenle a un opositor cuántos años, cuánto dinero y cuánto sacrificio ha de invertir en una preparación siempre sujeta al vaivén político, el azar y las corruptelas de todo tipo.

La letra V de..., de vacunados. Sí, pero no del Covid-19, sino de espanto. Siempre pendientes de la última ocurrencia del político imbécil de turno, sin posibilidad de reclamación ni de ver siquiera sus exámenes, sin saber qué criterios de evaluación se aplicarán, ni qué tipo de tribunal les tocará "en suerte" -o por "mala suerte".

La letra V de..., de vejados. Sí, maltratados y humillados porque son considerados el último mono de la película educativa. En vez de cuidar a los futuros docentes -como hacen algunos países de nuestro entorno, la verdad es que cada vez menos, por desgracia- aquí, en Españññña, cuanto más los joden -con perdón- pareciera que mejor se sienten los responsables educativos. Algo similar a lo que viene ocurriendo desde hace años con otros profesionales como los sanitarios, arquitectos, científicos..., a los que no les queda más remedio que emigrar a otros países donde no son vejados, sino valorados y mejor pagados que en su propio país.

La letra V de..., de vulnerables. Sí, no hay nada más vulnerable que un opositor/a docente. Acabada su carrera de formación inicial, realizado el inútil máster correspondiente y/o otros tantos para acumular puntos, gastado un dinero que no tiene para prepararse en todo aquello que la deficiente carrera inicial no le ha capacitado, dilapidados muchos sacrificios personales y sociales, en riesgo permanente de padecer una crisis de autoestima baja, cansados de los inacabables cambios legislativos que no llevan a ningún sitio, agotada su capacidad de memorización de imbecilidades, no son pocos los que, si alguna vez tuvieron una verdadera vocación docente, la perdieron por el camino. Probablemente, los mejores candidatos para ejercer una profesión vocacional tan exigente como la docencia son los primeros que engrosarán el alto porcentaje de abandono que se produce en las academias y en sus propias casas. Un despilfarro de capital humano que no nos podemos permitir si queremos que, alguna vez, nuestro sistema educativo mejore.

La letra V de..., de vanidad, enfermedad de nuestros políticos educativos que se enorgullecen, encima, de sumir a este sistema educativo -y a la Educación en su conjunto- en una de las crisis más profundas desde los inicios de la democracia allá por 1978. Ocho leyes orgánicas educativas después, la desilusión, el desánimo, la frivolidad y la desvergüenza campan por sus respetos en la realidad educativa española y andaluza, toda ella convertida en un gran parque de entretenimiento y guardería pensado para acoger a niños y jóvenes, sobre todo a aquellos que no pueden pagarse una educación mejor. No exageramos si calificamos a la Educación en este país como la gran estafa democrática

En fin, ha salido la letrita V de vergüenza. Vergüenza de cómo todo un país desoye e ignora los problemas que aquejan a la educación de las nuevas generaciones desde hace décadas. Vergüenza de construir un sistema educativo mediocre, de abandonar al profesorado a su suerte, de infantilizar al alumnado en vez de emanciparlo, de claudicar ante las presiones de los medios de comunicación y de los poderes económicos, ante las manipulaciones de las redes sociales y ante la necesidad de esforzarse en la búsqueda de la excelencia educativa. Vergüenza de establecer un currículo obsoleto plagado de imbecilidades que sólo promueve el aburrimiento, el abandono escolar y la desmovilización social.

Y, claro, para entretener al personal cautivo de ese gran parque escolar en que hemos convertido al sistema educativo español y andaluz no son necesarios buenos docentes, bien formados, valorados y dignificados; para esa tarea bastan titiriteros, payasos y celadores, dicho con todo el respeto para estas dignas profesiones pero más propias de otros contextos y fines.

Hablando de payasos dignos, tan necesarios siempre, y ya que se acercan los tiempos de los carnavales pandémicos, ahí va el siguiente vídeo de "Payasos a domicilio", chirigota del Vera correspondiente al Carnaval de Cádiz de 2005. Maravillosos los pasodobles y los cuplés si les gustan los "malabares". Dedicado a todos los voluntariosos y sacrificados opositores docentes de nuestra región.


                        

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