sábado, 9 de abril de 2022

El nuevo currículo: otra manipulación partidista, y van...

 

                      INCOMPETENCIA DE APRENDER A APRENDER                     

Muchas entradas -más de 40- hemos dedicado al tema curricular en este blog. Llevamos más de diez años denunciando el uso torticero y estúpido del currículo escolar como instrumento de confrontación partidista. Una desgracia que parece que no puede resolverse con los imbéciles que nos gobiernan. Perdonen el tono, algo insultante, pero no encontramos ya palabras educadas para calificarlos. Desde inicios de la transición política en 1978 se quiso acometer el problema del currículo franquista pero, en vez de optar por un currículo que fuera fruto de un amplio consenso democrático, se arrastró la esencia manipuladora, dogmática y cerrada del currículo heredado de la dictadura para sustituirlo, por turnos, por un currículo aparentemente modernizado pero que, en esencia, compartía los mismos errores de aquel: manipulación, dogmatismo e ideologización. Como en tantas otras cosas no hubo ruptura sino continuidad.

De este modo, todas las reformas curriculares -desde entonces y hasta ahora- han naufragado por ser instrumentos partidistas condenados a la inestabilidad y la inutilidad de su aplicación. Ante este paisaje desolador que se repite ley tras ley educativa, la comunidad educativa y, en especial, el profesorado -que es quien tiene la responsabilidad de su desarrollo-, se ha convertido en un convidado de piedra, sin voz ni voto, cansado ya de asistir impávido ante tanta estupidez política: cuarenta años, que de pronto son años, de reformas "ilustradas" -todo para el pueblo pero sin el pueblo- mal diseñadas, mal presupuestadas y peor implementadas. 

Pues ya ven, henos aquí que asistimos a la enésima reforma curricular impulsada por la ahora lamentable LOMLOE, un uso nuevamente sesgado y partidista de la Educación que, bien al contrario, debería ser para todos, y no sólo para unos pocos devotos. Nace así el nuevo currículo, más allá de nuestras críticas, con fecha de caducidad próxima, como todos los anteriores. Ni siquiera la ministra que lo alumbró se ha quedado para supervisar su aplicación. Y, desde luego, no lo salvará ni el apellido de la nueva -Alegría- porque en cuanto el gobierno caiga -y tiene muchas posibilidades de hacerlo en breve- caerá la LOMLOE con él. Y el día de la marmota de una nueva ley educativa sobrevolará un sistema educativo gastado, desilusionado y devaluado por tantos años de improvisaciones, cambios efímeros, ocurrencias, consignas y frivolidad políticas.

De todos modos, si bien arrastrando los pies y las ganas, dedicaremos este mes a analizar los errores y las estupideces del nuevo currículo de la LOMLOE. Manda la actualidad, a pesar de que sabemos que los centros y las aulas, en esencia, seguirán sin echarle mucha cuenta salvo en las medidas imponderables y obligadamente burocráticas. Otra pérdida de tiempo.

Terminaremos esta entrada introductoria con la presentación de dos enmiendas a la totalidad de esta nueva reforma del currículo: la primera, por no ser fruto del consenso sino de la confrontación; el currículo debe ser un acuerdo de mínimos, no sólo de la mayoría de la fuerzas políticas que puedan darle estabilidad sino, sobre todo, de la comunidad educativa (profesorado, familias y alumnado) de España que habrá de aplicarla. La segunda, por no nacer de prácticas docentes reales de aula sino de manufacturas artificiales producidas en los despachos de "personas ajenas a una obra" -la educación- a las que debería prohibirse su acceso. 

Seguiremos con análisis más detallados en próximas entradas, pero ahora les dejamos con una breve intervención de Ángel Pérez Gómez, catedrático de Didáctica de la Universidad de Málaga, sobre "la inclusión en la escuela". Una cuestión que nos alumbra, aunque sea colateralmente, el tipo de currículo que debería exigirse para que fuera real y no una simple "palabrita en el mantel" en los preámbulos de las leyes educativas. 


                        

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