jueves, 7 de julio de 2022

Memoria

"Las olas rompían una a una, yo estaba sola con la arena y con la espuma del mar que cantaba solo para mí"

(Sophia de Mello Breyner Andresen. Dia do mar. Ed. Assírio & Alvim)


                 INCOMPETENCIA DE APRENDER A APRENDER                

No hay nada más falaz y traicionero que la memoria humana. Por eso hubo necesidad, desde el principio de los tiempos, de registrar lo más fielmente posible los hechos que acontecían, para que no se olvidaran o cualquiera pudiera desvirtuarlos al ser transmitidos a las siguientes generaciones. Primero fueron los registros gráficos y orales y, más adelante, se añadieron los escritos o videográficos. Todos ellos son recursos imprescindibles para la reconstrucción objetiva y científica de cada momento histórico. Aún así, siempre existirán intentos -desde distintas instancias y poderes- de apropiarse de lo que se llama el "relato", esto es, de imponer una subjetiva y parcial visión de los hechos con el fin de sacar ventaja política, económica o social. Cuentos, mitologías, falsedades, que se introducen incluso en los libros de texto con enorme desvergüenza.

Paradójicamente, mientras hoy se defiende torticeramente la imposición por ley de una sesgada "memoria democrática", desdeñando los testimonios directos y las numerosas investigaciones históricas realizadas y publicadas a partir de la Guerra Civil (Hugh Thomas, Antony Beevor, Ángel Viñas, Jorge M. Reverte, Manuel Chaves Nogales, Arturo Barea, Manuel Azaña, etc...), se menosprecia la importancia de la memoria en la educación de los jóvenes.

Parece no distinguirse entre educación de la memoria y memorismo o enseñanza memorística. La memoria es una capacidad humana esencial, es un instrumento funcional que nos permite vivir a diario, reconocer a las personas y construir nuestra personalidad. El memorismo, por el contrario, es utilizar en la escuela dicha capacidad con escasa o nula utilidad. Memorizar por memorizar, esto es, para reproducir mecánicamente una información o un dato -la clásica lista de los reyes godos- pero sin haber aprendido nada significativo. Eso no tiene ningún sentido, es una pérdida de tiempo, sin duda.

Y tan importante como la memoria es la capacidad de olvidar, sintetizar o generalizar. El olvido también nos sirve para seguir viviendo. Recuerden, si no, el infierno que sufría el protagonista del cuento de Borges titulado "Funes el memorioso". Pero saber qué debe recordarse y qué debe olvidarse es uno de los aprendizajes humanos más comprometidos que debería formar parte de cualquier proceso educativo. Y no digamos de cualquier realidad política o social. Desconfíen, pues, y enseñen a desconfiar, de cualquiera que quiera implantar una determinada memoria, aunque la llamen democrática. Porque seguro que no será ni memoria ni democrática, sólo populismo barato.

Y es que hay momentos para recordar y momentos para olvidar. Si no, vean el siguiente vídeo de José Mota sobre nuestro insigne pintor Velázquez.


                      

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