Otro capítulo del culebrón chulesco de las oposiciones en Andalucía.

INCOMPETENCIA DE AUTONOMÍA E INICIATIVA

Soplaba el Sur. Mirada última.

Día final para aprenderme

sus lecciones de luz, de música...

José Hierro. Distancia. Tierra sin nosotros.

El Tribunal Constitucional acaba de ratificar la suspensión de las oposiciones docentes convocadas este año por la Consejería de Educación en Andalucía. Se cierra, o se abre, o quién sabe, otro capítulo más del culebrón comenzado el año pasado con la guerra de los temarios primero y, después, con la nueva chulería de la Junta de Andalucía de convocar unas oposiciones saltándose la tasa de reposición del 10 % establecida por el gobierno del estado. Como no funcionó, en vez de bajarse del burro, sostenella y no enmendalla, y reducir las plazas ofertadas al número legalmente establecido, como hizo por ejemplo la Comunidad de Madrid- siguió con la chulería y el gobierno interpuso recurso ante el Tribunal Constitucional ¡menuda gracia! y ha conseguido... que las paralizara primero y que ahora sigan suspendidas sine die (tres o cuatro años según los cálculos más optimistas).¡Jo, qué chulada! ¿Verdad? Y encima,¡cómo no! le echa la culpa al gobierno del estado!¡Menuda cara!

Con esta ratificación de suspensión de las oposiciones, los miles de opositores de Andalucía que llevan desde febrero esperando a ver en qué acaba todo este embrollo, se hallan en la más triste indefensión. Habiendo pagado sus tasas -que no son nada baratas- y, muchos de ellos, pagando una formación que tampoco es barata ni fácil, la Consejería de Educación les vuelve a dar la espalda con la estrategia(?) de la consejera Mar Moreno de huir hacia adelante, y seguir insistiendo cabezonamente que las oposiciones son legales -no sólo le da igual lo que diga el Ministerio, sino incluso el Tribunal Constitucional-. Un litigio que, en estos tiempos que corren, le viene muy bien a la consejera, ya que no tiene que devolver de momento los millones de euros recogidos en concepto de tasas de matrícula a los opositores y no le da una salida pronta al conflicto, sino que sigue empantanándolo y demorándolo en el tiempo -pretendiendo desgastar(?) en su particular versión de la Guerra de los Rose al gobierno de Madrid-, pero perjudicando a todos los opositores que ya podrían haberse examinado en Andalucía este año si la Consejería, en vez de andarse con chulerías políticas, hubiese cumplido la legislación actual en materia de oferta de empleo público en educación como han hecho otras CCAA, por más que no esté de acuerdo con la misma. Pero eso es lo que pasa con la legislación..., que hay que acatarla aunque no te guste.

¿Qué es más importante señora consejera, salirse con la suya -si es que no acaba tragándose su soberbia- o dar una respuesta sensata a los opositores en Andalucía? Por lo que se ve, parece más importante su guerra particular con el PP -y su prepotencia- que resolver el problema de una vez por todas. ¡Y así nos va! Sería de agradecer, señora consejera, -política ficción andaluza- que si se quiere pelear con el gobierno de Madrid lo haga sin tomar como rehenes de su política a tanta gente que necesita un puesto de trabajo, señora consejera, que oferte el número de plazas de acuerdo con la ley y, señora consejera, que le de una oportunidad, por pequeña que sea, a todos los opositores que llevan años esperando pacientemente poder acceder a la función pública docente. ¿Esto es tan difícil? ¡Dios santo!

Lo que supone para una persona prepararse durante años unas oposiciones docentes es algo difícil de explicar, pero si quieren acercarse al abismo de una posible definición sólo tienen que escuchar durante breves segundos el significado que le da Gimli (el enano del Señor de los Anillos): no se puede decir con menos palabras lo que supone esa tortura física, mental y económica -y eso que Gimli no conocía a la consejera Mar Moreno, que si no...