martes, 6 de abril de 2021

¡40 años empanados con el mismo currículo! (I)

 

                          INCOMPETENCIA DE APRENDER A APRENDER                        

 

Sí, hemos titulado la entrada como 40 años de empanamiento curricular, pero nos hemos quedado cortos. En realidad, en cuanto a concepto y estructura básica, arrastramos el mismo currículo prácticamente desde el siglo XIX, y no es exagerar. Si lo hiciéramos, y no crean que mucho, nos remontaríamos al Trivium y al Quadrivium medievales. Ya saben, el Trivium compuesto por la Gramática, la Retórica y la Dialéctica; y el Quadrivium por la Aritmética, la Geometría, la Astronomía y la Música. Incluso esta estructura curricular medieval nos parece hoy más interesante que el pastiche que arrastramos en España desde hace más de un siglo. Por ejemplo, qué pena que la Retórica y la Dialéctica hayan prácticamente desaparecido de las escuelas -así se explica la incapacidad lingüística de los políticos que tenemos y las dificultades de expresión y debate que muestra la mayoría de nuestro alumnado-. Por otra parte, la Astronomía, un tema que apasiona a los niños y niñas, se ha relegado a ser un acompañante aburrido y prescindible de unas ciencias aburridas y prescindibles, y la Música, de ser una de las siete Artes Liberales del medioevo, ha pasado a ser considerada una "maría" curricular, como, por cierto, el resto de las Artes. Entiéndase el término "maría" como acompañante muda y poco importante del "calvario" curricular compuesto por las Lenguas, las Matemáticas y las Ciencias: tres cruces clavadas en el Monte del Olvido..., del alumnado, como cantaría José Feliciano.

Pero, vamos a lo que vamos. En cuanto a concepto, ninguna de las leyes educativas promulgadas desde el final de la dictadura ha supuesto un avance real, una modernización siquiera, del rancio concepto enciclopedista del currículo que el alumnado -y el profesorado- sufre hoy. De hecho, desde el franquismo aquí, a más a más, desde la Ley Moyano (1857) hasta la LOMLOE (2019), lo único que se ha hecho en España es convertir la Enciclopedia Álvarez, de principios y mediados del siglo XX, en múltiples libros de texto ampliando sus contenidos hasta un nivel inmanejable. Eso sí, de camino se han venido llenando los bolsillos algunos empresarios a costa de una población cautiva obligada a comprarlos anualmente -ahora, incluso las propias consejerías son clientes cautivos en aras de la gratuidad-. Grandes emporios que todos conocemos y que, en poco tiempo, pasaron del negocio del libro de texto al de los medios de comunicación. Pero el concepto curricular sigue siendo el mismo: un paquete de información cerrada, organizado en las clásicas disciplinas académicas, que hay que transmitir a las nuevas generaciones para que lo memorice y vomite -el día del examen-. Lo que aprenda o no es otro problema. 

Y poco más. Cada ley educativa se ha limitado a incluir tan solo parches y retoques, política curricular decorativa podría llamarse, para incluir nuevos contenidos, de cara a su parroquia electoral, sin por ello discutir los antiguos: que si competencias, que si ciudadanía, que si ecologismo, que si algo más de salud o educación vial, que si género y prevención de drogas y maltrato, ojo con el ocio creativo, etc. Eso sí, cada una de ellas argumentando que había descubierto el bálsamo de Fierabrás para la magullada Educación española. Y ahora tendremos que aguantar la monserga de que el currículo que va a implantar la actual LOMLOE va a acabar con el enciclopedismo porque se va a basar en las competencias básicas europeas. ¡Ja! Un nuevo currículo cuyo diseño se ha encargado, otra vez el déjà vu, al incombustible César Coll -padre del de la LOGSE (1990)- y a su alumna aventajada de entonces, Elena Martín, hoy ya catedrática de universidad. Por lo visto, esta pareja de psicólogos universitarios ha descubierto -treinta años después, menos mal- los problemas que tenía el currículo enciclopédico de la LOGSE que ellos mismos impusieron (recordemos el mantra de "conceptos, procedimientos y actitudes" que había que reflejar en cada programación). Ahora se apuntan a la necesidad de elaborar un currículo por competencias básicas, por cierto, unas competencias que ya estaban en vigor en 2006 cuando los socialistas, con Zapatero, diseñaron el currículo de la LOE, pero donde se limitaron a incluirlas como un añadido decorativo más, al igual que hicieron con las áreas transversales en la anterior LOGSE. Una "solución" de papel, idiota e inútil por partida doble porque, desde el inicio, se sabía que ambas inclusiones respondían más a un postureo político que a una intención real de cambio educativo. Timo tras timo curricular y, por lo visto, seguimos para bingo con la LOMLOE.

Nos tememos que ahora el discurso curricular de moda irá de aprendizajes básicos y aprendizajes deseables (Coll y Martín, en 2006), discurso que nuestros insignes psicólogos universitarios vendieron en América Latina pero que no colaron en la LOE. Ahora, en época de rebajas políticas en España, parece que les ha llegado el momento -¿quién va a arriesgar su prestigio con el dueto Celaá-Sánchez? Lástima, porque será otro discurso inútil si los que tienen que seguir desarrollando el currículo en el aula son los mismos docentes de la LOGSE, la LOE, la LOMCE y la LOMLOE y, además, repartidos en 15 CCAA con competencias propias, muy hartos ya de tanta palabrería después de ocho leyes educativas sin que nadie les haya preguntado nunca.

Y hablando de insignes profesores universitarios y enciclopedismo, les dejamos con otra hilarante y clarividente conferencia TED de Ken Robinson sobre currículo y Educación en el siglo XXI. Que la disfruten.


No hay comentarios:

Publicar un comentario