INCOMPETENCIA DIGITAL
En plena controversia por la próxima aprobación de siete "universidades online" en Andalucía -la primera de ellas, casualmente, la que fuera fundada antaño por el consejero Sr. Imbroda (pongan aquí emoticono de carita de sorpresa)-, merece la pena detenernos a rogar que, por favor, no sean sólo siete, sino que ¡todas las universidades andaluzas sean online! Al menos, así se les ahorraría a los estudiantes universitarios tener que perder la mayor parte de su tiempo asistiendo a clases inútiles, con profesorado incompetente, o ausente, o inconsistente, o soporífero. Se habla poco de la bajísima calidad de la enseñanza universitaria que se ofrece en la mayoría de los grados o titulaciones que se imparten en Andalucía, especialmente las correspondientes a las ramas de humanidades y educativas. Por lo visto, es un tema tabú, pero, desgraciadamente, es la palmaria realidad que vive, a diario, cualquier estudiante.
Gracias al cortijerío socialista andaluz, durante más de treinta años se fundaron univesidades públicas en todas las provincias para que cada feudo de poder territorial tuviera su "macetita" universitaria. Cosa decorativa, sobre todo. Otro cantar fue con qué titulaciones se abrieron y qué profesorado se contrató para ello, vista la nefasta endogamia y enchufismo que aún las caracteriza. Eso sí, a la creación de estas universidades de saldo le llamaron "democratización" de la enseñanza superior, cuando su nombre real era el de degradación de los estudios superiores. Trataban, parece ser, de que todo hijo de vecino pudiera obtener un titulito de lo que fuera -qué más daba- aunque sólo le sirviera para ponerlo en un marco y colgarlo encima del televisor. Crearon así la universidad popular del "entretenimiento" -o del aburrimiento. ¿Exageramos? Vean.
En el último ranking mundial publicado, la mejor posicionada es la universidad de Granada ocupando el puesto 224, seguida de la de Sevilla en el puesto 297, y la de Málaga -bastante alejada de ambas- en el puesto 458. Estas tres grandes universidades andaluzas, las más reconocidas y antiguas, tampoco es que estén en un nivel de excelencia como para tirar cohetes, teniendo en cuenta que pertenecemos al primer mundo, pero algo es algo. Ahora bien, la siguiente, que es la de Córdoba, se va a la posición 702, la de Cádiz al puesto 823, la de Jaén al 914, la Pablo de Olavide está en el 976, Almería en el 988 y, finalmente, la universidad de Huelva ocupa el puesto 2.204. Y, menos mal, porque se trata de una valoración global de cada universidad, porque si se puntuara la calidad de muchas de las titulaciones que imparten, se saldrían del listado o, directamente, ni aparecerían.
Este desastre es consecuencia directa de la política igualitarista de los "cortijeros" de izquierda que gobernaron Andalucía durante décadas y en la que apostaron por la cantidad en vez de por la calidad. "Mushas universidades anden o no anden", parecieron pensar -incluidas las Internacionales, que no se nos olviden, por dios- y, henos aquí que hoy disfrutamos (?) de unas instituciones públicas de mantenimiento carísimo que sostenemos todos con nuestros impuestos, pero que ofrecen en el 80 % titulaciones de escasa calidad y menor proyección laboral. Esta ha sido la equivocada estrategia que, unida a la fraudulenta aplicación de la reforma impulsada por el Plan Bolonia ha convertido a la enseñanza pública universitaria en Andalucía en una "burbuja" -pero no de jabón, sino de pestilente provincianismo- que crecerá y crecerá consumiento recursos hasta que, finalmente, explote y esparza su estupidez sobre la ruina que quede. Justo lo contrario de lo que debería ser una enseñanza y una investigación públicas que persiguieran la excelencia y no el electoralismo y el capitalismo más pueril.
De este modo, cuando la calidad de "lo público" se deteriora o devalúa por causa de una hidrocefalia megalómana y ciega, la tensión de la oferta pública-privada inclina la balanza hacia la privada, de tal forma que, aquellos estudiantes y familias que pueden pagársela se encontrarán mejor posicionados que los procedentes de las universidades públicas para acceder cualificados al mercado laboral. Así se cierra el círculo de la estupidez de la política implantada, esto es, de cómo queriendo vender que los hijos e hijas de clases obreras y medias pudieran acceder mayoritariamente a los estudios universitarios se consigue que, con titulito y todo, sigan estando en desventaja con respecto a los de siempre. ¡Fueron unos "portentos" estos socialistas de la izquierda cortijera andaluza!
Y ya que estamos en esta disyuntiva histórica, justo cuando los cortijeros aún se lamen las heridas por haber perdido el poder y el reparto de prebendas, ¿por qué no hacer que todas las universidades andaluzas sean online y no sólo la del Sr. consejero? Como nadie está dispuesto a meterles mano, como nadie está dispuesto a cerrar unas pocas para quedarse con aquellas que merezcan la pena mantener, como nadie está dispuesto a echar a tantos paniaguados y a tantos parientes y amantes y parejas y tríos que entraron a impartir clases sin tener ni idea, como nadie está dispuesto a cerrar grados y dobles grados y triples grados y grados bilingües y trilingües, y máster del universo que no sirven absolutamente para nada -como el del Profesorado de Secundaria, por ejemplo- las universidades online, al menos, costarían mucho menos al erario público, entretendrían mucho mejor a los estudiantes que, incluso, podrían simultanear los estudios con algún trabajo remunerado, se podrían financiar insertando publicidad entre clase y clase, clases y tutorías podrían abaratarse subcontratando a teleoperadores sudamericanos -aunque siguieran siendo elegidos entre amiguetes y parientes- y, con todo, creemos que, aún así, tendrían más posibilidades que ahora de escalar algún que otro puesto en el ranking mundial. Total, para lo que sirven.
Para terminar, y a falta desde 1978 de acometer una verdadera reforma de la enseñanza universitaria en nuestro país, si lo que queremos es empobrecerla aún más, sin duda, lo mejor es hacerlo a través de pantallitas -a las que ya está acostumbrada la juventud- ya que los estudiantes andaluces seguirán teniendo que limpiarse el culo con el título -eso sí, online- que les den y pasar a engrosar las listas del paro juvenil (47 %, el más alto de España después de Canarias). Al fin y a la postre, en Andalucía, Bolonia sólo nos suena bien por ser una playa preciosa. Con eso nos quedamos.
Les dejamos con otra chirigota callejera de Cádiz, los Universitati Guatiforum, que les van a dar unas clases magistrales de mayor calidad que en algunas universidades andaluzas, que ya es decir.
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