domingo, 12 de junio de 2011

¿Para qué sirven los libros digitales si el currículo se mantiene?

INCOMPETENCIA EN EL TRATAMIENTO DE LA INFORMACIÓN E
INCOMPETENCIA DIGITAL

Educación extiende los libros digitales a todos los institutos de la comunidad. La Junta recomienda a los centros que empleen el soporte electrónico. (El País 08/06/2011)

Durante este curso escolar 2010/2011, 82 centros de Andalucía han experimentado con los soportes digitales. Tras este periodo de prueba, sin importarle los resultados obtenidos, sin hacer una evaluación seria y responsable del desastre provocado, nuestra Consejería de Educación tiene la intención de prolongar su incompetencia, extendiendo a partir del próximo curso el modelo (sin haberlo definido) a todos los institutos de nuestra comunidad -que puedan hacerlo-.

En las farragosas instrucciones que ha elaborado la Dirección General de Participación e Innovación Educativa de la Consejería, se recomienda para el primer curso de la ESO “seleccionar el libro en soporte digital para todo el alumnado, con objeto de continuar con los libros en este soporte para el siguiente curso". Lo que se persigue es "una implantación progresiva por curso de estos libros en soporte digital en toda la etapa educativa".

Este plan no es más que puro mercantilismo, eso sí, muy bien envuelto en una falsa excusa educativa, que aporta muy poco al alumnado ya que su aplicación está siendo ya muy deficiente. Además, se sigue dejando en manos de las editoriales la educación del alumnado en Andalucía, envolviendo la cruda realidad de la mediocridad del libro de texto bajo el barniz de la innovación, las nuevas tecnologías, la era digital, etc. Pero realmente no existe ninguna innovación, sólo es una medida propagandística de última hora, de esas que tanto le gustan a la Consejería de Educación, dejando la responsabilidad de llevarla a cabo a los centros escolares, inhibiéndose así de la toma de decisiones. De este modo, serán los centros los que decidan si emplean los libros en soporte de papel o digital, con dos condiciones o requisitos: que el centro tenga la "suficiente conectividad" para asumir la implantación del libro digital "sin necesidad de incorporar nueva infraestructura" y que todo el alumnado del curso seleccionado los utilice. Es decir que no suponga coste alguno y que todo el esfuerzo lo realice el profesorado. Los centros que no tengan “suficiente conectividad” -casi todos- que se jodan, el profesorado que no tenga formación para implantar el libro digital que no lo pida o que se forme por su cuenta. ¿Cómo se puede lanzar -y "vender"- una medida como esta en tan penosas condiciones? 

Eso sí, a los centros también se le ofrecerá la posibilidad de "elaborar sus propios materiales didácticos en soporte impreso, audiovisual o digital", naturalmente sin pagar nada, o sea, sin gasto alguno para la Consejería. El esfuerzo, como siempre, que lo haga el profesorado, a cambio le deduciremos de la nómina de este verano algún que otro dinerito con la excusa de que hay que arrimar el hombro, la espalda y poner el…, a la crisis. Ahora bien, la Consejería reclama, en este caso, a los equipos docentes que extremen "las precauciones para respetar los derechos de autoría y edición": "no podrán reproducirse aquellos materiales que estén afectados por copyright sin la expresa autorización del propietario o propietaria de los derechos". 

Por si fuera poca la chapuza pregonada, los dos formatos del libro (digital e impreso) seguirán coexistiendo. Así que las mochilas aumentarán de peso en la era digital, lo nunca visto. De hecho, la Junta sigue adelante con el programa de gratuidad de los libros de texto que sacaremos en una próxima entrada de este blog. El año que viene se emplearán 85 millones de euros -¡venga dinero! ¿Y la crisis?- para renovar los manuales de primero y segundo de primaria y los de primero y tercero de secundaria.

Lo peor de todo, la mentira más descarada, es que la implantación del libro digital no viene acompañada de una alta tecnología que permita conectarse a la red a todo un centro sin que fallen los ordenadores, la conexión wifi, etc. Lamentablemente, al profesorado le puede ocurrir lo mismo que a la profesora que escribió una carta a “El Periódico" manifestando su desacuerdo y enojo en la sustitución de los libros de texto impresos por libros digitales y ordenadores, porque para ella era imposible dar clase, ya que tenía muchos problemas de conexión a internet, de usar adecuadamente los ordenadores, etc. Y es que, un ordenador sin una red física que funcione, sin una red social que lo sostenga, sin un profesorado formado desde la facultad y motivado que sepa utilizarlo educativamente... no sirve absolutamente para nada, es tirar el dinero del contribuyente. Y, finalmente, como "aunque la mona se vista de seda, mona se queda", el uso de los libros digitales es ya un fracaso anunciado si no se cambia el mediocre currículo que transmiten.


Para la mayoría del profesorado, el libro digital va a ser sólo un instrumento que conviene aceptar por imposición legal y porque aparece en la programación del centro. Pero lo realmente importante sería lograr renovar los viejos hábitos de enseñanza y aprendizaje heredados del siglo pasado -del XIX-: se imparten los mismos contenidos, utilizando la misma metodología, el mismo tipo de exámenes, los mismos deberes para casa e incluso los mismos "castigos". ¿De qué sirve la tecnología si se mantiene la misma y anticuada metodología?  Lo que parece evidente es que la implantación de los libros digitales no viene acompañada de un cambio metodológico ni curricular significativo, así que deja al profesorado a merced de hacer el ridículo ante el alumnado y las familias, como aparece en el siguiente vídeo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario