lunes, 8 de noviembre de 2021

La Era Halloween

"No nos faltan recursos; nos falta saber si las aves volverán del sur cuando las llamemos"

(Tiempo variable. Carlos de Oliveira. Entre dos memorias. Ed. Calambur, 2009)


                     INCOMPETENCIA SOCIAL Y CIUDADANA                    

Hace años que Halloween entró en los centros escolares españoles con la bendición de profes y familias. Niños y jóvenes encantados -nunca mejor dicho- con celebrar otra fiesta más. Como si no tuviéramos ya bastantes: navidades, carnavales, semanas santas, ferias miles, romerías, patronos y fiestas de guardar. Cuando acabamos de salir de una, ya estamos preparando la siguiente. En muchas ciudades y pueblos, por ejemplo, YA es Navidad... hace tiempo. En el pasado, sólo el Corte Inglés, con sus campañas de consumo, se adelantaba a principios de diciembre con el clásico "Ya es Navidad en el Corte Inglés". Sin embargo, en los tiempos que corren, el Corte Inglés se ha quedado obsoleto. El alcalde socialista de Vigo -algo pasado de rosca-, anuncia, por todo lo alto, la iluminación de las fiestas navideñas, ¡a principios de agosto! Y en estas fechas de principios de noviembre, pueblos y ciudades se apresuran inaugurar la iluminación navideña. Una carrera hacia la estupidez, no sólo para estimular el consumo, sino para lanzar botes de humo sobre una realidad cada vez más sombría: paro, pandemia, apagones, falta de suministros...

Uno creería que el personal no se va a tragar tanta impostura, tanta mentira, pero parece que grandes capas de la población hacen suya esta especie de "huida hacia delante" para negar/escapar de la realidad. Las escuelas -y centros educativos en general- no resisten tampoco la marea, sino que se apuntan antes que nadie a instaurar fiestas y celebraciones que distraigan a profes, jóvenes y familias de sus "deberes". Unos "deberes" tan aburridos -enseñar, aprender, criar, educar...- que han de estar acompañados permanentemente de promesas lúdicas. Así que, como nuestras propias celebraciones no nos bastan, importamos otras extrañas y las hacemos propias en un ejercicio acrítico, imprudente y bobalicón. Halloween sin ir más lejos. Una fiesta anglosajona, más bien norteamericana, y poco extendida en el resto del mundo -incluso, en Australia y Nueva Zelanda no se celebra apenas-, los españoles la hacemos rápidamente nuestra sin pararnos a pensar siquiera. Porque de eso se trata, de pensar lo menos posible.

Porque si pensáramos algo, -creemos que, cuando menos, el profesorado debería hacerlo más a menudo- seguro que pondríamos muchos reparos a embarcar a tanto chiquillo y adolescente en una celebración tan idiota y alejada de nuestras costumbres y tradiciones mediterráneas. Y puestos a importar costumbres y tradiciones festivas de otras culturas -lo que ya sería de por sí una tontería en los tiempos que corren- para negar u olvidar las nuestras, qué menos que echar una ojeada más detenida a nuestro alrededor. Por ejemplo, en relación al Día de Difuntos, que en nuestra cultura está dedicado a rememorar con nostalgia a los que ya no están, a nuestros familiares y amigos ya desaparecidos, podríamos importar la forma en la que los mexicanos lo celebran. Sí, para ellos es una fiesta, pero una fiesta anclada en el recuerdo a sus muertos, y mucho más cercana a la nuestra que la bobalicona y comercial Halloween estadounidense.

Que nuestras escuelas e institutos deberían tener un papel, al menos, no seguidista de tanta tontería americana a nosotros nos parece lo mínimo a exigir, pero es evidente, que clamamos en este desierto consumista sólo al alcance de unos pocos. Afortunadamente, otros países cercanos, como Italia, Portugal o Francia no han caído de manera tan generalizada en esta estupidez. Otro motivo de envidia cultural que evidencia el buen criterio y la importancia que conceden a sus propias tradiciones y celebraciones.

En los tiempos que corren, en esta sociedad española infatilizada que sufrimos, en esta educación devualuada e insulsa que "disfrutamos", en esta Era de Halloween que padecemos -verdadero monumento a la imbecilidad-, no tiene cabida la muerte, ni la reflexión sobre ella, ni sobre los que nos abandonaron, ni sobre que nos segará a todos tarde o temprano. Una reflexión que debería tener también su lugar en el proceso educativo, como una de las más importantes cuestiones que afectan al ser humano, si no la que más. A cambio, lo que nos proponen es pensar lo menos posible en ella, negarla cuando nos rodea y olvidarla cuanto antes si la vemos. Eso sí, nos encantan las "películas de miedo", cada joven asiste a miles de asesinatos y muertes violentas a lo largo de su vida, pero somos incapaces de pensar un solo minuto sobre la muerte en serio. Como si así, negándola y celebrando fiestas, la ahuyentáramos de nuestras vidas. ¡Qué solemne idiotez! Nada, ¡viva Halloween!

Para contrarrestar toda esta bobada de calabazas y disfraces, les dejamos con una maravillosa canción sobre la muerte, "Mañana", intepretada por Silvia Pérez Cruz, con letra de Ana María Moix. Que la disfruten como adultos que somos.


                     

Y, desde la tradición mexicana, les dejamos con "Son de Difuntos", a cargo de la gran Lila Downs. Inigualable. Atención a la letra. 


                    

 

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