jueves, 31 de marzo de 2011

¿De qué sirve diagnosticar a un moribundo?

INCOMPETENCIA EN RAZONAMIENTO MATEMÁTICO

Diagnosticar una y otra vez a un moribundo a pesar de que se sabe con certeza de qué muere, raya en la tortura estúpida y cruel. Cuando un enfermo presenta los primeros síntomas es imprescindible diagnosticar su dolencia para, a continuación, prescribir el tratamiento más adecuado y procurar sanarlo. Pero a los moribundos hay que consolarlos y dejarlos morir en paz, sólo los puede salvar ya un milagro. Para nada sirve diagnosticarlos. Sólo el forense dictaminará "post-mortem" qué pudo matarlo, bien por curiosidad de la ciencia, bien por deseo expreso de los familiares o del juez de guardia. En los últimos años, la Consejería de Educación de Andalucía tiene la imperiosa necesidad de aplicar anualmente pruebas de diagnóstico a su sistema educativo, además de las ya clásicas pruebas internacionales PISA. Por lo visto, no parece ser suficiente desgracia para la Consejería ocupar cada dos años un lugar penoso en el ranking español e internacional de estas pruebas. Puede sospecharse que hace años comenzaron a diseñar y aplicar las pruebas de diagnóstico, genuinamente andaluzas, para responder al desastre comparativo  internacional que nos relega una y otra vez al lugar de Eslovaquia o México -por cierto, después de no haber querido participar durante años en las pruebas PISA visto lo que se temía-. Pero, tras cursos de "afinar" las pruebas -cambiando de fechas, cambiando de cursos, cambiando de items...-, los resultados, a pesar de "torturarlos" y cocinarlos a conciencia para que al final digan lo que se quiere que digan, siguen siendo tozudos y nos siguen dejando con las vergüenzas educativas al aire.

Aparte del dineral que cuesta cada curso esta pantomima "cruel" de la realización, en todos los centros andaluces, de las pruebas de evaluación de diagnóstico, desarrolladas ahora en 4ª curso de Ed. Primaria y 2º curso de la ESO, nos toman por tontos por varias razones de índole matemática, no sólo política. Debido a una evidente INCOMPETENCIA en dicha materia, puesta de manifiesto, por ejemplo, en la demencial gestión económica de tantas cosas públicas -ERE´s, sombrillas megalomaníacas, juguetitos digitales para el niño y la niña, etc...- es sorprendente que con tantos equipos de asesores y toda una recién estrenada Agencia de evaluación (la AGAEVE) a su servicio, sean incapaces de comprender que la realización de dichas pruebas exige un mínimo de rigor en su diseño y aplicación para que sus resultados puedan ser fiables, válidos y prestarse a interpretaciones que no se queden colgando, como ocurre siempre, en el vacío de la estupidez y la simpleza de las declaraciones del Consejero/a de turno farfullando  ante los medios de comunicación, que "tan mal no estamos", con cara de pasmao y empleando un lenguaje más propio de los niños de siete años.

Así a bulto, tres disparates entre muchos: primero, ¿cómo pueden ser fiables los resultados de una prueba cuya corrección no se controla y que está en manos de todo el variopinto profesorado que puebla los Centros educativos de nuestra bendita geografía? Si las pruebas PISA se corrigieran así serían el hazmerreir mundial, como lo somos nosotros. Conocemos profesores/as que hartos de corregir estas pruebas farragosas y lentas de puntuar, que nadie les reconoce y que se las reparten entre varios para descargarse de tarea, prácticamente lo hacen al tun-tún, o inflando los datos para que después no les molesten con tonterías. Correcciones que después pueden maquillarse al pasarse a la tabla final por parte del equipo directivo defendiéndose así de que el curso siguiente venga el inspector con una ingente batería de "papeles" y tareas que supone corregirían la debacle y que lo único que hacen es marear al Centro durante un año entero. Segundo, ¿cómo pueden ser fiables unos resultados basados únicamente en las respuestas del alumnado en un día concreto del curso? Sabemos de clases enteras que no se toman en serio la ejecución de la prueba porque saben que éstas no sirven para sacar nota o porque le ven la cara de hastío al profesor de turno que las tiene que pasar. O que saben los resultados de antemano porque se han filtrado antes, o porque "se les echa una manita" para que mejoren las respuestas... En fin, pues ni así son capaces de sacar resultados que puedan "vender" a la sociedad  para que ésta se embobe con lo bien que va el sistema educativo andaluz. Tercero, ¿quién confecciona las pruebas? Las subcontratan -a precio de oro- a equipos universitarios o empresas en los que al final trabajan de verdad cuatro voluntariosos, sin pasar por un filtro nacional o internacional que las valide, de ahí que muchos de los items sean erróneos, arbitrarios, confusos y, cuando menos, dudosos para medir lo que pretenden medir. Muchas veces sobre contenidos competenciales que los alumnos/as no han visto en clase con sus profesores, de ahí el fracaso anunciado.

Las pruebas de evaluación de diagnóstico constituyen una medida muy cuestionada por su escasa fiabilidad y el peligro cierto que tienen para ser utilizadas como instrumentos de las políticas neoliberales y neoconservadoras aplicadas a la escuela pública. Excesos que están muy bien descritos por M. Apple en su obra "Educar como dios manda" (Paidos, 2001) relativos a los desmanes de la política educativa tacheriana en Gran Bretaña o a las visiones empresariales tecnocráticas de EEUU y que aquí, la Comunidad de Madrid comienza a reproducir en su territorio: ranking y competitividad entre escuelas, asignación de menos recursos a las que tienen peores resultados -obviamente las que se encuentran en zonas deprivadas culturalmente-, escolarización a la carta, falseo de datos y un largo etcétera que acabará finalmente con la escuela pública como uno de los elementos vertebradores del estado moderno. Aunque bien es cierto que los "progres" están acabando también con ella por su tradicional falta de lectura y su proverbial incompetencia. Desde luego que necesitamos más que nunca un milagro para salir de ésta.

Se requieren MENOS DIAGNÓSTICOS y más REMEDIOS para ver si este sistema educativo moribundo lograr recuperar la ilusión de vivir y no lo terminan de apuntillar otros. Fijémonos en lo que hace Finlandia para ocupar año tras año el primer lugar en las pruebas PISA: a lo mejor aprendemos algo sin tener que diagnosticar nada.






4 comentarios:

  1. Habría que negarse de una vez por todas a colaborar en esta estupidez que no nos beneficia a los profesores en NADA. Y a nuestros alumnos menos. A ver cuándo somos capaces de acabar con estos bobos!

    ResponderEliminar
  2. pues ahora, al gasto, de las de 4º de primaria y 2º de la ESO, se suman ¡¡¡LAS NUEVAS PRUEBAS DE DIAGNÓSTICO DE 2º DE PRIMARIA!!!!
    Una Prueba denominada ESCALA en 2º de Educación Primaria en la que se evaluará la escritura, el cálculo y la comprensión lectora.
    ¡¡¡¡MÁS PASTA, y MÁS TIEMPO PERDIDO!!!
    Una vez más TEA se llena los bolsillos, mientras nuestro alumnado con dificultades relegados a la famosa figura CAR, que se lleva el tiempo sustituyendo se queda si respuesta!!
    CON LO QUE LES GUSTA COPIAR A ESTA GENTE ¿PORQUÉ NO SE FIJAN EN EL BUENO?

    ResponderEliminar
  3. El ejemplo finés es demoledor. No sé si haría lo que sugiere Anónimo, pero estoy de acuerdo con él en que el paso siguiente es la acción.

    ResponderEliminar
  4. las pruebas de diagnostico es una gran bobadaa y no favorece al alumno/a

    ResponderEliminar